Visión académica
Ayozinapa, forja el temple de nueva mexicanidad Hoy 26 de septiembre se cumplen dos años de la desaparición de los 43 estudiantes de la escuela Normal Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero. En esa misma fecha fueron ejecutaros tres jóvenes activistas; a uno de ellos cruelmente le desollaron el rostro. Después de semejantes atrocidades hasta la fecha no se ha condenado a ningún funcionario público de alto nivel. Al ex presidente municipal, José Luis Abarca, y su esposa María de los Ángeles Pineda, solamente se les acusa de delincuencia organizada, enriquecimiento ilícito y lavado de dinero, pero no por la desaparición y asesinato de los estudiantes de Ayotzinapa. Tampoco al ex gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre, se le ha molestado y goza libremente de cabal impunidad, bajo la protección del Gobierno Federal. ¿Por qué tanta saña contra jóvenes que aspiraban ser maestros? ¿Protestaban? Sí, pero sus exigencias no traspasaban los límites normales de las movilizaciones estudiantiles, no eran delincuentes como para descargarles toda la fuerza del Estado. En cambio, dentro de las filas de los represores se encubre a verdaderos delincuentes de alta peligrosidad, desfalcadores del erario y asesinos. En este proceso han quedado al descubierto los lazos gubernamentales con el crimen organizado. Decir simplemente que la policía los detuvo y entregó a los estudiantes al crimen organizado, tal proceder, en cualquier otro país que se precie de democrático e institucional, sería un hecho escandaloso. En cambio aquí se le tomó con “¡naturalidad!” como un hecho corriente de “funcionarillos” de poca monta. Cuando tendría que ser asumido como hecho que subvierte toda la estructura institucional del Estado mexicano, pone en entredicho todo el sistema gubernamental y de justicia. ¡Ceder a la delincuencia organizada a los detenidos! ¿Para qué, para que ellos hagan justicia? Entonces cuál es el papel del Estado. Es escandaloso. ¡Es una vergüenza institucional! Se ha tomado con ligereza semejante hecho que pone en entredicho toda la estructura del Estado mexicano, subvierte todo el Estado de derecho ¿Entonces cuál es el papel del Estado? No hay reacción profunda y proceda a recambiar desde los cimientos al Estado mexicano. ¿Qué se puede esperar del Estado después de semejante comportamiento? Lo que ha sucedido, una escandalosa impunidad. Es una vergüenza mundial el gobierno de Peña Nieto. Es un Estado criminal, incapaz de poner orden en toda la estructura gubernamental. En dos años no han sido capaces de descubrir y trasparentar los hechos de ese 26 de septiembre de 2014. Nadie sabe qué paso. Los investigadores del GIEI declaran que es mentira que fueron incinerados en el basurero de Cocula. Entonces, vienen nuevos funcionarios que prometen investigar, pero hasta la fecha no hay ningún resultado. Esperan que los padres de familia se agoten. Pero se equivocan con tales cálculos, hay mucha fuerza y reserva moral en ellos. Han acumulado y adquirido conciencia de que su lucha no es solamente por el esclarecimiento del paradero de sus hijos; sino que están protestando por la transformación de este País. A ellos se han sumado los padres de los miles de desaparecidos en todo México, lo mismo que los padres de los niños incinerados de la guardería de Hermosillo. Así, los padres, arduamente, están forjando el temple de la nueva mexicanidad. El autor es catedrático de la UPN campus Mexicali.
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