Visión académica
Trotsky, compromiso moral con la historia El 21 de agosto se cumplen 76 años del asesinato de León Trotsky. Muere a miles de kilómetros de la actividad central de su vida: La Revolución Rusa. ¿Por qué semejante persecución? Su compromiso y sentido de responsabilidad con la humanidad. El propósito en los últimos años de su vida fue mostrar las experiencias y tropiezos imprevisibles que enfrentan los humanos en su esfuerzo de construir la historia. En su caso, Trotsky denuncia la emergencia de un fenómeno nuevo, surgido en el interior de la Revolución: la burocratización, el retroceso y terror que emerge desde dentro de las entrañas del bloque revolucionario. De la Revolución Francesa procede el concepto “termidor”, que alude a la fecha en que ascienden los conservadores que ponen fin al proceso revolucionario y sobreviene la época de “terror” contra ellos. Asimismo, la Revolución Rusa tuvo su “termidor”, al igual que la Revolución Mexicana; ambas de manera distinta a la Revolución Francesa. Precisamente esa fue la tarea de Trotsky, advertir y denunciar, con su "Revolución Traicionada”, la forma específica (burocrática) del retroceso y del terror asesino que le acompañaba. En el caso de México, son pocos los estudios acerca de la forma y la trama del retroceso y distorsión de la Revolución Mexicana: "La Revolución Interrumpida", de Adolfo Gilly, ha tenido ese propósito. Tiene importancia comprender la trama de la interrupción de toda revolución, porque en ellas se inscriben las claves de desbloqueo y continuación de la misma; entrelazadas, naturalmente, con las nuevas fuerzas y vertientes que abre la dinámica de las luchas sociales cotidianas y sus encrucijadas. No obstante, la tarea es compleja y requiere desentrañar la trama oculta de los mecanismos presentes en dicha dinámica social, para reemprender la tarea reconstructiva de la historia en México. Esos caminos no son únicos y tampoco son certeros; la rebeldía y la protesta cotidiana solamente son pequeños indicadores que nos muestran por dónde avanza la inconformidad social (el presente, la partera de futuro) que detona y remueve los anclajes de la historia. Guardando proporciones y diferencias, la mente establece sorprendentes e inesperados correlatos distantes en el tiempo y el espacio: Trotsky, la Revolución Rusa, la Revolución Mexicana, inconformidad social, nos conduce a las actuales luchas de los maestros de la CNTE. Luchas que, a distinto nivel, coparticipan en la construcción de la historia humana. Se dice fácil “construir la historia”, “formar al humano” conscientemente; pero son los problemas de la mayor complejidad que enfrenta el humano de hoy. Construir la historia no es solamente asunto de lucha política o de lucha de clases. Se requiere educación, formación y desarrollo de la subjetividad humana. No basta la política y la lucha social, se necesita madurez intelectual, moral, cognitiva y nuevas formas de conciencia. Los “reformistas” gubernamentales ¿Tendrán la suficiente autoridad moral para erigirse como educadores de la juventud? ¿Serán capaces de trazar los criterios del rumbo de la formación humana, los artífices de la Casa Blanca? La educación-formación es asunto de educadores, de científicos, filósofos y del conjunto de la sociedad; se trata de formar las potencias intelectuales y morales de la niñez y de todos los seres humanos, no asunto de costo-beneficio. El autor es catedrático de la UPN campus Mexicali.
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