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Palabra por palabra

Galimatías Lo mexicanos rezongamos ante los embrollos verbales, “no te hagas bolas” o “no te enredes”; los españoles alegan, “no te líes”. Un embrollo, enredo o lío al hablar o al escribir, ni más ni menos, es un galimatías. No sé usted, pero yo conozco a varios practicantes del estilo cantinflesco. Quienes en forma arbitraria sueltan palabrería sinsentido creando tal confusión que ni ellos se entienden. Pero no todos los galimatías son involuntarios. Cuando escucho a políticos contumaces tengo la certeza de que su estrategia es hablar de manera confusa e insustancial: “Mire usted, como todo, esto también tiene pros y contras. Sin embargo, y en virtud del objetivo primordial, estamos analizando la situación. Aquí lo importante es no perder la brújula y continuar de manera consecuente. Por ello nos hemos comprometido y haremos todo lo necesario en beneficio de las mayorías y con espíritu revolucionario”. ¿Que qué quiso decir? ¡Muy claro, nada! La palabra de hoy: Galimatías El diccionario de la RAE señala que galimatías proviene del griego 'katà Motthaíon' / “según San Mateo”, ya que en su Evangelio 1, 1-17 cita una retahíla de nombres para precisar la genealogía de Jesús: “Abraham padre de Isaac e Isaac de Jacob; Jacob padre de Judá y Judá, de Fares y de Zera… y así se sigue pasando por los reyes David y Salomón”… pero no llega (supongo) a José, el pobre carpintero y esposo de María; porque en estricto rigor Jesús fue hijo adoptivo de José, porque la Virgen engendró al Salvador de manera milagrosa como se asume tan extraordinaria concepción. ¡Uy, ya solté un galimatías! En otro diccionario, el de Joan Corominas, se concluye que galimatías viene del francés 'Barimatias', término que se utilizaba para referirse a un lugar exótico de lenguaje ininteligible, como la procedencia de José de Arimatea, personaje del Nuevo Testamento. Después, la palabra galimatías se popularizó entre los franceses como sinónimo de lenguaje incomprensible. Y, para rematar, les comento un galimatías divertido a manera de leyenda popular: En los tiempos en que los juicios se adornaban con expresiones en latín, en el pleito por la propiedad de un gallo, el abogado de un tal Matías en lugar de decir: “Mathias Galli” dijo “Galli Mathias” que se traduce como “Matías del gallo”. Ésta, la menos probable pero la más disfrutable. De mi librero: 'El porqué de los dichos' De José María Iribarren son los versos que transcribo: “En cierto lugar que callo / para que de él no te rías / tuvo un pleito un tal Matías / sobre (la) propiedad de un gallo. // Tanto el pleito dio (de) que hablar / y tanto tiempo duró / que cuando a su fin llegó, / nadie apuntó lo ocurrido: // Si aquel gallo discutido, causa de litigio fiero / estaba en el gallinero / o si estaba ya comido. // Y creciendo las porfías / que dieron lugar al fallo / pasando y pasando días / de Matías y del gallo / se formó un galimatías”. El autor es profesor de Redacción Creativa en Cetys Universidad.

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