América Latina llega a 2025 con más gobiernos conservadores y mayor presión de Estados Unidos
El regreso de Donald Trump, el avance de fuerzas de derecha, economías frágiles y niveles récord de violencia marcan un cierre de año complejo para la región

América Latina cierra 2025 en medio de un escenario político y social marcado por el avance de gobiernos conservadores, una persistente desigualdad económica, altos niveles de violencia y un renovado peso de Estados Unidos en los asuntos regionales, impulsado por el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. Analistas advierten que el reacomodo político y la polarización están redefiniendo el equilibrio democrático del continente.
Un cierre de año con tensiones políticas y desgaste institucional
El final del año encuentra a la región con conflictos abiertos y dilemas sin resolver. La política transita un equilibrio frágil, con gobiernos presionados por la polarización, el desgaste institucional y una ciudadanía inconforme. En paralelo, las economías avanzan a distintas velocidades, atravesadas por fragilidades estructurales y profundas brechas sociales.
Según información de DW, este escenario refleja un cambio en el mapa político regional. El académico Othón Partido Lara, de la Universidad Iberoamericana León, señala que 2025 concluye con “un panorama electoral marcado por un giro conservador en países como Bolivia, Ecuador y Chile, con discursos centrados en seguridad, confrontación y una reducción del papel del Estado”.

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Avance de la derecha y discursos de “mano dura”
El politólogo argentino Sebastián Dabreinche, profesor de Estudios Latinoamericanos de la USAL, coincide en que se ha consolidado una tendencia hacia propuestas de derecha que capitalizan la frustración social.
“Han crecido discursos contra las élites y promesas de mano dura frente a la inseguridad”, explica, al advertir que estas narrativas ganan terreno en contextos de miedo y hartazgo ciudadano.
Para Francisco Valdés-Ugalde, presidente del Consejo Superior de FLACSO, el balance del año es mixto. “Se ha mantenido la democracia como sistema de gobierno, pero la polarización persiste y los autoritarismos siguen presentes, aunque en minoría, como en Venezuela, Nicaragua, Cuba y El Salvador”, apunta en entrevista con DW.
Estados Unidos vuelve a influir con fuerza en la región
Uno de los factores más relevantes del escenario actual es el papel de Estados Unidos. Valdés-Ugalde sostiene que, tras años de relativo desinterés, Washington ha retomado su atención sobre el hemisferio, con énfasis en migración y seguridad, dejando en segundo plano el desarrollo democrático.
El investigador Franklin Ramírez Gallegos, de FLACSO-Ecuador, advierte que el retorno de Donald Trump ha intensificado una influencia que califica como “imperialista”. América Latina vuelve a ser tratada como una esfera de influencia, con presiones para asegurar recursos estratégicos, contener a China y alinear gobiernos.
Menos pobreza, pero desigualdad persistente
En el plano económico, el crecimiento regional se mantiene moderado. Valdés-Ugalde estima un avance cercano al 2.4%, con una reducción parcial de la pobreza, pero sin mejoras sustanciales en productividad.
De acuerdo con el último informe de la CEPAL, el 25.5% de la población de América Latina —unos 160 millones de personas— vivía en situación de pobreza en 2024. Aunque la cifra bajó frente a 2023, el organismo advierte que la región sigue atrapada en una “trampa de desigualdad”.
Violencia y crimen organizado, el gran pendiente
América Latina y el Caribe continúan concentrando las tasas de homicidio más altas del mundo. Partido Lara advierte que las estrategias militarizadas, sin atender las causas estructurales, solo agravan las tensiones sociales.
El avance del crimen transnacional, ligado al narcotráfico, la minería ilegal, el tráfico de armas y de migrantes, se ha convertido en un eje central de la agenda pública, favoreciendo respuestas represivas que, según expertos, aceleran la erosión democrática.

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El reto de hablar con una sola voz
Para Valdés-Ugalde, el principal desafío regional es frenar las regresiones democráticas, fortalecer los derechos humanos y reformar el ejercicio del poder. Dabreinche coincide en que América Latina necesita avanzar hacia mecanismos de coordinación regional.
“Hablar con una sola voz” es clave, concluye, para reducir vulnerabilidades y ganar peso propio en un escenario internacional cada vez más competitivo.
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