Mientras la cocaína peruana apunta cada vez más a Europa, la minería ilegal de oro se convierte en el vehículo ideal para lavar dinero del narcotráfico y consolidar la llamada narco minería en la región amazónica
La relación entre coca y oro ilegal acelera la producción de cocaína en Perú, fortalece a bandas criminales transnacionales y agrava la violencia y la deforestación en la Amazonía

Los ataques con drones del Gobierno de Trump contra embarcaciones que supuestamente transportaban drogas ilícitas hacia Estados Unidos ocurren en un contexto de crecimiento acelerado de la producción de cocaína en Colombia y Perú. Sin embargo, un factor nuevo y letal impulsa la producción, sobre todo en Perú: la relación entre el cultivo de coca y la minería ilegal de oro, de acuerdo con CNN.
Se trata de una combinación que enriquece a bandas criminales y a funcionarios corruptos, mientras el precio del oro alcanza máximos históricos en los mercados. El fenómeno se extiende a Ecuador, Brasil y Venezuela. En julio, el entonces canciller de Perú, Elmer Schialer, afirmó que la economía del oro ilegal en el país era siete veces mayor que el comercio de cocaína.
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Perú emerge como foco de la producción
Aunque Colombia ha sido el epicentro histórico del cultivo de coca en Sudamérica, la producción de cocaína se disparó en Perú, donde se produjeron más de 800 toneladas el año pasado, según el Departamento de Estado de los Estados Unidos.
El cultivo se ha desplazado de zonas montañosas a tierras bajas que colindan con Brasil y Colombia, una región extensa donde prosperan nuevas variantes. La región de Ucayali registra el mayor aumento de cultivos, junto con pistas de aterrizaje clandestinas y rutas de salida de drogas, de acuerdo con un informe de Amazon Watch elaborado por Ricardo Soberón, exdirector de Devida.
Una investigación de Mongabay identificó 128 pistas clandestinas abiertas en la selva en seis regiones peruanas, algunas rodeadas de plantaciones de coca.
Pandemia y expansión del crimen
La pandemia de covid-19 detonó una expansión de la minería ilegal de oro y la producción de coca, explicó Dan Collyns, escritor especializado en crimen organizado en la Amazonía. Con confinamientos estrictos, las fuerzas del orden redujeron presencia y grupos criminales ampliaron su control territorial en áreas remotas.
Además, más del 70% de los peruanos trabaja en la economía informal, lo que empujó a muchas personas a buscar ingresos alternativos, a menudo en actividades ilegales, señaló Collyns, de acuerdo con CNN.
Tradicionalmente, los productores peruanos trabajaron con cárteles mexicanos para enviar droga desde la costa pacífica. Aunque hubo ataques estadounidenses a embarcaciones en el Pacífico, la mayoría de la cocaína peruana se dirige a Europa, según el exministro del Interior Rubén Vargas.
“Narco minería”, un negocio más rentable
El nexo entre coca y oro ilegal ofrece un camino más rápido para acumular riqueza criminal en la Amazonía, de Perú y Ecuador a Colombia y Venezuela. A este fenómeno se le conoce como “narco minería”.
La ventaja es clara. La cocaína es ilegal desde su cultivo hasta su venta. En cambio, gran parte del oro peruano se extrae de forma ilícita pero, una vez refinado, es indistinguible del metal legal y su origen es difícil de rastrear.
“Las organizaciones criminales han descubierto que la minería ilegal de oro es un activo más seguro y lucrativo en el que pueden invertir dinero del narcotráfico y, a su vez, lavar los activos más fácilmente”, explicó Collyns, autor del libro Blood Gold: The Shocking True Story of the Amazon Gold Rush.
Las bandas usan “las mismas rutas de contrabando, logística, insumos precursores como el diésel, y aprovechan su control territorial para explotar los recursos disponibles: oro, coca, madera”, añadió.
Control territorial y violencia
En la frontera amazónica de Perú con Colombia, disidentes de las FARC controlan producción y distribución. En la extensa frontera con Brasil, “el Comando Vermelho” se ha establecido, según Collyns.
“Inicialmente, alrededor de 2021, vimos cómo competía por el control de la zona trifronteriza de Perú, Brasil y Colombia. Actualmente, sabemos que gestiona cultivos ilícitos de coca en Ucayali… pero también controla operaciones mineras y la ‘seguridad’ en Madre de Dios”, dijo Pamela Huerta, periodista de Amazon Underground.
Vargas añadió: “El Comando Rojo se ha enganchado a estas dos mercancías de la economía ilegal y está tratando de controlar las rutas y los centros de producción”. El grupo abastece el mercado brasileño y alimenta lo que Vargas llama el peor aumento del crimen en la historia de Perú.
Más al este, bandas colombianas trabajan con grupos venezolanos en minería ilegal y tráfico de cocaína. Crisis Group reporta “minería ilegal descontrolada” en el sur de Venezuela, fortaleciendo a empresas criminales, guerrillas y élites corruptas. El grupo estima que Venezuela concentra más del 30% de los sitios de minería ilegal en la Amazonía.
“En algunos casos, miembros de las fuerzas armadas han asumido el control exclusivo de los yacimientos para su propio enriquecimiento personal”, indica el informe.
Impacto regional y ambiental

De acuerdo con el análisis de CNN, Ecuador registra un aumento de delitos cerca de minas ilegales en la frontera con Perú. En La Pampa, la banda Guardianes de la Trocha dirige una red de extorsión; fiscales creen que fosas comunes contienen más de 100 cuerpos.
Los esfuerzos de erradicación y las investigaciones son irregulares. El Ministerio del Interior de Perú informó la erradicación de 27,000 hectáreas de coca en nueve meses, pero esto empujó cultivos a zonas más remotas, agravando la deforestación, dijo Soberón.
“La deforestación en la Amazonía peruana, el envenenamiento de sus ríos y la pérdida de flora y fauna silvestre… son irreversibles a estas alturas”, advirtió Huerta.
Política, corrupción y respuesta débil

La inestabilidad política y la corrupción profundizan la crisis. Perú ha tenido más de una docena de ministros del Interior en cinco años. Informes de la ONU señalan concesiones corruptas de licencias que facilitan tala y minería ilegales.
“El resultado es una seguridad interna débil y falta de continuidad en la ley”, dijo Collyns. Parte de los ingresos ilegales llega a la política, rumbo a las elecciones del próximo año.
Vargas coincide y añade que “la lucha contra las drogas ha sido abandonada” en regiones de alto consumo como Europa y Brasil. “Están convirtiendo a los países productores en terreno fértil para los grupos criminales transnacionales”.
La narco minería consolida un circuito donde oro y coca se retroalimentan, fortalecen a redes criminales y aceleran la violencia y el daño ambiental en la Amazonía.
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