Bayer ha pagado más de 12 mil millones de dólares por los daños del glifosato y aún enfrenta 67 mil demandas activas, mientras expertos advierten consecuencias graves para la salud y exigen medidas urgentes

La reciente retractación de un estudio científico publicado en el año 2000, que durante décadas sostuvo que el glifosato era seguro para la salud, ha reabierto el debate mundial sobre uno de los herbicidas más utilizados del planeta. La eliminación del artículo por parte de la revista Regulatory Toxicology and Pharmacology, debido a fallas que comprometen su integridad académica, pone en entredicho decisiones de política pública, regulaciones sanitarias y la defensa histórica de la agroindustria frente a los riesgos del producto.

Esta información, documentada por La Jornada y respaldada por investigaciones académicas y resoluciones judiciales, expone la construcción de evidencia científica engañosa, el peso económico del glifosato y las miles de demandas que enfrenta Bayer-Monsanto por presuntos daños a la salud y al medio ambiente.

El estudio que sostuvo la “seguridad” del glifosato

El artículo retirado fue publicado en abril de 2000 y concluía que el herbicida “era seguro” para su uso. Durante años, este texto fue uno de los principales argumentos científicos utilizados por Monsanto, empresa creadora del glifosato, para defender el producto frente a cuestionamientos sanitarios y ambientales.

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Tras una revisión interna, la revista científica anunció el 28 de noviembre la eliminación del documento de sus archivos por presentar “varios problemas críticos que se considera socavan la integridad académica” de sus conclusiones.

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Autores fantasma y manipulación científica

Investigaciones posteriores demostraron que el estudio fue elaborado mediante redacción fantasma corporativa, una práctica en la que científicos aparecen como autores, aunque el contenido fue diseñado y financiado por la empresa interesada.

En septiembre de este año, los científicos Alexander A. Kaurov y Naomi Oreskes documentaron que el texto firmado por Gary M. Williams, Robert Kroes e Ian C. Munro fue redactado en realidad por Monsanto. Concluyeron que esta práctica “es una forma de fraude científico” que distorsiona la toma de decisiones públicas.

Clasificación del glifosato y advertencias sanitarias

En 2015, el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC), organismo de la Organización Mundial de la Salud, clasificó al glifosato como “probablemente cancerígeno para los humanos”.

Para Peter Clausing, integrante de la Red de Acción contra los Plaguicidas, la conclusión es clara:

Debería estar prohibido desde hace mucho”.

En la misma línea, Silvia Ribeiro, del Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración (ETC Group), reconoce que la retractación llegó tarde, pero subraya su relevancia para cuestionar la base científica que sostuvo su uso.

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Restricciones y prohibiciones en distintos países

Ante los riesgos documentados, varios países han prohibido o limitado el uso del glifosato:

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• Vietnam: prohibición total
• Países Bajos, Bélgica y Francia: restricción en uso doméstico
• Alemania e Italia: prohibido en espacios públicos
• Bermudas, Sri Lanka y San Vicente y las Granadinas: uso limitado

En América Latina, Colombia y El Salvador aplicaron prohibiciones totales que luego fueron revocadas, mientras que en Argentina existen restricciones locales.

Un herbicida clave para la agroindustria

El glifosato fue introducido al mercado en 1974 bajo la marca Roundup. Su uso se disparó a partir de 1996, con la expansión de cultivos genéticamente modificados resistentes al herbicida, como maíz, soya y algodón.

Desde entonces, su utilización aumentó mil 500 por ciento, convirtiéndose en un pilar de las ganancias del sector agroindustrial. En 2023, el mercado del glifosato alcanzó 6.21 mil millones de dólares, con una proyección de crecimiento anual superior al 4.5 por ciento hasta 2032.

Demandas, juicios y los Monsanto Papers

Bayer, que adquirió Monsanto en 2018, enfrenta una de las mayores crisis legales de su historia. En Estados Unidos se han presentado 167 mil demandas, de las cuales más de 100 mil ya derivaron en acuerdos extrajudiciales por más de 12 mil millones de dólares.

Documentos internos desclasificados —conocidos como los Monsanto Papers— revelaron tácticas para influir en publicaciones científicas, desacreditar estudios críticos y moldear la evaluación regulatoria del herbicida.

Impacto ambiental y riesgos documentados

Estudios independientes han detectado residuos de glifosato en fauna silvestre, incluidos aves y mamíferos en México. Investigaciones en Argentina demostraron afectaciones en abejas, con alteraciones en su desarrollo y microbiota intestinal.

En humanos, diversos estudios han asociado su exposición con irritaciones cutáneas, problemas respiratorios, mareos, náuseas y alteraciones en la presión arterial.

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Respaldo político y reacción del mercado

Pese a la evidencia acumulada, Bayer ha negado que el glifosato sea cancerígeno. El 2 de diciembre, el gobierno de Donald Trump solicitó a la Corte Suprema de Estados Unidos revisar fallos adversos a la empresa.

Tras ese respaldo, las acciones de Bayer subieron 12 por ciento en la Bolsa de Fráncfort, su mejor jornada en 17 años, según reportes económicos.