Ataques de Trump en el Caribe y el Pacífico deja más de 60 muertos en dos meses
Las víctimas, según reportes de autoridades regionales, eran en su mayoría ciudadanos de Venezuela, Colombia, Ecuador y Trinidad y Tobago
WASHINGTON.- En apenas ocho semanas, la administración del presidente Donald Trump ha lanzado una ofensiva letal contra lanchas y semisumergibles en el Caribe y el Pacífico, bajo el argumento de combatir el narcoterrorismo, con un saldo de al menos 61 personas muertas en 16 ataques ejecutados por fuerzas estadounidenses en aguas internacionales, según informó el portal de noticias Milenio.
De acuerdo con reportes oficiales, entre el 2 de septiembre y el 29 de octubre de 2025, los operativos —encabezados por el Departamento de Guerra y el Comando Sur de Estados Unidos— se concentraron principalmente en el Caribe, frente a las costas de Venezuela y Colombia, y más recientemente en el Pacífico Oriental, cerca de Ecuador, México y Centroamérica.
Con un promedio de 7.6 muertes por semana, los ataques han reconfigurado el mapa de la lucha antidrogas en el continente y han abierto un nuevo frente diplomático entre Washington y las naciones latinoamericanas.
Ataques a embarcaciones y víctimas civiles
Las víctimas, según reportes de autoridades regionales, eran en su mayoría ciudadanos de Venezuela, Colombia, Ecuador y Trinidad y Tobago, quienes viajaban en embarcaciones presuntamente cargadas con cocaína con destino a México y Estados Unidos.
El primer ataque se registró el 2 de septiembre, frente a las costas de Venezuela, cuando un avión estadounidense lanzó misiles contra una lancha rápida donde viajaban supuestos narcotraficantes. El saldo fue de 11 muertos.
Otro operativo, el 16 de octubre, dejó dos muertos y dos sobrevivientes, uno ecuatoriano y otro colombiano, tras el impacto de misiles sobre un semisumergible en el Caribe. Este hecho causó indignación en Quito y Bogotá, pues las autoridades locales afirmaron que los atacados eran pescadores forzados por narcotraficantes.
El ataque más mortífero ocurrió el 28 de octubre, cuando cuatro embarcaciones fueron atacadas desde el aire en el Pacífico Oriental, a unos 800 kilómetros del puerto mexicano de Acapulco. El gobierno estadounidense reportó 14 muertos y un sobreviviente. Un día después, un nuevo bombardeo dejó cuatro víctimas más.
El hemisferio occidental ya no es un refugio seguro para los narcoterroristas que introducen drogas en nuestras costas”, escribió en X el secretario de Guerra, Pete Hegseth, al confirmar la última ofensiva.
Reacciones diplomáticas y condenas internacionales
La respuesta internacional no se hizo esperar. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, informó que ordenó una búsqueda humanitaria para localizar al único sobreviviente identificado. Por su parte, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, calificó las acciones estadounidenses como “ejecuciones extrajudiciales”.
Tanto la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como la Organización de los Estados Americanos (OEA) solicitaron información al gobierno de Trump sobre las operaciones y las circunstancias de las muertes, pero hasta el momento no han recibido respuesta oficial.
Pese a las críticas, la Casa Blanca anunció que continuará las operaciones en el Pacífico en coordinación con países aliados, argumentando que el narcotráfico marítimo representa una amenaza directa a la seguridad nacional de Estados Unidos.
Rutas marítimas del narcotráfico
El tráfico de cocaína hacia México y Estados Unidos opera mediante una red marítima transnacional que conecta el Pacífico y el Caribe suramericano con las costas mexicanas.
Desde Ecuador y Colombia, grupos como La Segunda Marquetalia, el Comando Coordinador de Occidente y el Clan del Golfo coordinan envíos con los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación. En puertos como Tumaco y Buenaventura, emisarios mexicanos negocian directamente con organizaciones paramilitares y traficantes.
Una de las rutas más extensas, conocida como “Ruta del Desierto”, parte de Ecuador o Colombia, rodea las Islas Galápagos y llega a México tras 25 a 35 días de navegación, pasando por la isla de Clipperton, frente a las costas de Michoacán.
De acuerdo con un informe en el que participó la Secretaría de Marina de México, los cargamentos se entregan a 300 millas náuticas de las costas mexicanas, donde buques nodriza reabastecen a las lanchas rápidas y narcosubmarinos, capaces de transportar hasta una tonelada de cocaína.
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A pesar de los operativos multinacionales como Orión y Pacific Viper, los decomisos —más de 161 toneladas en 2022 y 34 en 2025— no han frenado la violencia. Por el contrario, el intercambio de droga por armas de alto poder ha fortalecido a los grupos armados en Sudamérica y extendido las rutas hacia África y Europa, donde España y Portugal se han convertido en las principales puertas de entrada.
Mientras tanto, familias de las víctimas exigen justicia y temen que muchos de los fallecidos no fueran narcotraficantes, sino trabajadores marítimos obligados a colaborar bajo amenaza de los cárteles.
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