EEUU: Ben criaba serpientes, pero su esposa lo asesinó y las autoridades les tomó tres años descubrir que ella estaba detrás de su muerte

ESTADOS UNIDOS.- En el año 2017 ocurrió el asesinato de un joven criador de serpientes Ben Renick y que antes de eso se pensó que se había tratado de una muerte accidental con este tipo de animales peligrosos.

Según People, Lynlee, su esposa, llamó a su cuñado Sam Renick después de encontrar a Ben boca abajo en un charco de sangre en su criadero, ubicado en New Florence, Misuri.

Ambos llamaron al 911 entre gritos y confusión. Sam, al ver la escena, asumió que una serpiente lo había matado: “Tenía que haber sido una serpiente”.

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Pero esa teoría se desmoronó rápidamente. Al llegar al lugar, el forense Dave Colbert descubrió casquillos de bala, lo que cambió completamente el rumbo de la investigación.

Ben había sido asesinado a tiros: recibió ocho impactos, la mayoría en la espalda y uno a corta distancia en la cabeza. “Cuando vi el casquillo en el estante justo encima de su cabeza, supe que no era de una serpiente”, dijo Colbert.

Sospechas, mentiras y relaciones ocultas

Durante tres años, el caso permaneció sin resolverse. Aunque Sam Renick fue inicialmente uno de los sospechosos, quedó descartado tras cooperar plenamente con las autoridades, someterse a pruebas y entregar su celular.

La atención se centró en Lynlee, especialmente luego de que una compañera de trabajo revelara que había tenido múltiples relaciones amorosas y que, un mes antes del asesinato, habría intentado envenenar a Ben con un batido de proteínas mezclado con Percocet.

Lynlee fue interrogada en al menos seis ocasiones y no pasó la prueba del polígrafo.

Sin embargo, la policía no contaba con pruebas suficientes para proceder hasta que, en enero de 2020, Brandon Blackwell —un exnovio que conoció después del asesinato— denunció que ella le había confesado haber matado a Ben con la ayuda de otro exnovio, Michael Humphrey.

Blackwell relató que Lynlee y Humphrey condujeron juntos hasta el criadero, donde ella finalmente tomó el arma y disparó. Con esta información, las autoridades arrestaron a ambos el 16 de enero de 2020.

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Juicios separados, condenas distintas

En el juicio de Michael Humphrey, celebrado en octubre de 2021, fue declarado culpable de asesinato en primer grado.

Sin embargo, más tarde se le redujo el cargo a asesinato en segundo grado, con condena a cadena perpetua con posibilidad de libertad condicional, luego de cooperar en el juicio de Lynlee.

Durante el juicio de Lynlee, Humphrey testificó en su contra y llevó a los agentes hasta el arma homicida. Aseguró que le entregó el arma a ella porque “no se sentía cómodo haciéndolo”.

Lynlee también testificó, pero su versión contradijo los hechos. Alegó que Humphrey fue quien disparó, y que ella no tuvo ninguna participación en el crimen: “Grité y salí corriendo. Y entonces oí más disparos, y todo se quedó paralizado”.

El jurado no le creyó. Fue declarada culpable de asesinato en segundo grado y uso de arma en la comisión de un delito. Recibió una condena total de 16 años de prisión: 13 por el asesinato y 3 por el segundo cargo.

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Un crimen motivado por ambición y control

Los investigadores revelaron que Lynlee había planeado el asesinato en parte para evitar la pérdida de su spa, el cual financiaba parcialmente con el dinero de Ben.

Además, su vida sentimental paralela y la intención de comenzar de nuevo sin su esposo formaban parte del móvil.

“Llevaba una doble vida”, dijo el hermano de la víctima, Sam Renick. “Manipuladora, sociópata. Creía que se saldría con la suya”.