Mató a su exesposa y a su cuñado frente a todos: el ataque duró solo 30 segundos
El agresor planeó el crimen y ejecutó el doble homicidio frente a testigos; su intento de fingir entrega voluntaria no fue creíble para el tribunal.

Jeollabuk-do, Corea del Sur, 13 de junio de 2025. — Lo que comenzó como una reunión familiar terminó en una masacre de apenas medio minuto. A quién nos referiremos como “Sr. A” para proteger su identidad de acuerdo a las leyes surcoreanas, fue sentenciado a cadena perpetua tras ser hallado culpable de asesinar brutalmente a su exesposa y a su cuñado, e intentar acabar también con su cuñada, en un violento ataque ocurrido el 16 de junio de 2021, en la ciudad de Jeongeup-si, según el medio coreano EDairy.
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Ese día, el Sr. A acudió a una tienda administrada por su cuñado con la intención de reconquistar a su expareja. Sin embargo, cuando ella le reiteró que su divorcio era definitivo y que no quería volver con él, perdió el control. Sacó un arma escondida en su cinturón, se subió a una mesa y apuñaló a su exesposa frente a los presentes. Luego atacó a su cuñada y finalmente a su cuñado, quien trató de intervenir armado con una barra de hierro.
El ataque, que duró 30 segundos, dejó dos muertos y un herido grave. La escena fue descrita por testigos como “cubierta de sangre” y el atacante huyó momentáneamente, pero fue detenido poco después tras pedirle a un residente que lo denunciara, confesando el crimen.

Crimen premeditado y sin arrepentimiento
Durante el juicio, el Sr.A aseguró que no planeaba matar, solo “amenazar”, pero el tribunal concluyó lo contrario. El análisis de llamadas previas y testimonios demostró que el crimen fue premeditado. A había hecho comentarios inquietantes antes del ataque, como: “Tenemos que terminar con esto rápidamente”.
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Aunque pidió a obreros cercanos que llamaran a la policía, la corte consideró que no fue una rendición genuina, sino un intento tardío por parecer cooperativo. Además, nunca ofreció disculpas ni compensación a las familias de las víctimas.
El Tribunal Superior de Gwangju anuló la condena inicial de 45 años de prisión y dictó cadena perpetua, señalando que liberar al acusado implicaría un grave riesgo para la sociedad.
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