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Aunque SEP y Sheinbaum prohibieron la comida chatarra en escuelas, la adicción infantil a alimentos ultraprocesados se convirtió en un problema grave y estas son 5 señales para identificarlo en tus hijos

Aunque las escuelas mexicanas han restringido la venta de comida chatarra, la adicción infantil a los ultraprocesados persiste en el hogar y la vida social.

Aunque SEP y Sheinbaum prohibieron la comida chatarra en escuelas, la adicción infantil a alimentos ultraprocesados se convirtió en un problema grave y estas son 5 señales para identificarlo en tus hijos

La prohibición de comida chatarra en planteles escolares es una de las políticas educativas más visibles del gobierno de Claudia Sheinbaum. Sin embargo, especialistas advierten que la adicción infantil a los alimentos ultraprocesados sigue presente y puede detectarse con señales claras que los padres deben conocer.

Durante su comparecencia en la Cámara de Diputados, el titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Mario Delgado, afirmó que “86% de las escuelas de educación básica están libres de comida chatarra y bebidas azucaradas”, como parte de la estrategia “Vive saludable, vive feliz”.

Aun así, expertos advierten que el consumo de ultraprocesados persiste en la vida cotidiana de los menores.

¿Por qué los niños siguen enganchados a la comida chatarra?

De acuerdo con la psicóloga Manpreet Dhuffar-Pottiwal, la adicción infantil a los ultraprocesados no solo daña el cuerpo, también altera las emociones.

El psiquiatra Adarsh Dharendra explicó que estos productos están diseñados para activar la dopamina, generando placer inmediato y reforzando el deseo compulsivo.

Papas fritas, chocolates y comida rápida combinan azúcares, grasas y aditivos que alteran las señales de saciedad.

La prohibición de comida chatarra en planteles escolares es una de las políticas educativas más visibles del gobierno de Claudia Sheinbaum.

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Las cinco señales de adicción a los alimentos ultraprocesados

Especialistas citados por The Independent identifican cinco signos de alerta:

  1. Antojos intensos y fijación por ciertos alimentos: “El deseo va más allá de una preferencia y puede convertirse en una necesidad emocional difícil de controlar”, explicó Dhuffar-Pottiwal.
  2. Pérdida de control en el consumo: Comer incluso sin hambre, a escondidas o en momentos inapropiados.
  3. Síntomas similares a la abstinencia: Irritabilidad, dolores de cabeza o cambios de humor cuando no hay acceso a comida chatarra.
  4. Rechazo a opciones saludables: Desplazar frutas, verduras o comidas integrales que antes se disfrutaban.
  5. Impacto en la vida diaria: Afectar el rendimiento escolar, evitar actividades sociales o sentir culpa y vergüenza tras comer.

Recomendaciones para padres

Los especialistas sugieren medidas prácticas para ayudar a los niños:

  • Mantener horarios de comida regulares.
  • No etiquetar alimentos como “buenos” o “malos”.
  • Involucrar a los menores en la preparación de alimentos.
  • Reducir gradualmente la presencia de ultraprocesados en casa.
  • Enseñar alternativas emocionales para manejar la ansiedad.

El acompañamiento con compasión y paciencia es clave para formar hábitos sostenibles.

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Aunque las escuelas mexicanas han restringido la venta de comida chatarra, la adicción infantil a los ultraprocesados persiste en el hogar y la vida social.

Lo que hace la SEP y los retos pendientes

Mario Delgado informó que además de la prohibición de ultraprocesados en las escuelas:

  • Se implementó un registro digital de salud para estudiantes, con mediciones de peso, talla y salud visual y dental.
  • Los resultados muestran que 40% de los alumnos tiene sobrepeso, 76% presenta caries y 30% requiere un examen de la vista.

El funcionario también destacó que más de 13 millones de alumnos reciben becas, con un presupuesto de 133 mil millones de pesos, y pidió al Congreso aprobar 50 mil millones adicionales en 2026 para ampliar la cobertura.

No obstante, legisladores de oposición señalaron pendientes en infraestructura escolar, capacitación docente y deserción de alumnos.

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la adicción infantil a los ultraprocesados no solo daña el cuerpo, también altera las emociones.

Un trabajo de acción dentro y fuera de las escuelas

Aunque las escuelas mexicanas han restringido la venta de comida chatarra, la adicción infantil a los ultraprocesados persiste en el hogar y la vida social.

Detectar las señales de alerta y aplicar cambios graduales con apoyo familiar resulta tan importante como las políticas públicas.

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