Reestructura en Pemex dejaría más gasto, a los mismos funcionarios a cargo y nada de resultados claros, advierten por corrupción y favoritismo dentro de la empresa

MÉXICO.— La reciente reestructura en Pemex Transformación Industrial, ahora llamada Dirección de Procesos Industriales, ha despertado dudas sobre su verdadero propósito.

Aunque se anunció como una medida de eficiencia y austeridad, un análisis publicado por Energy Magazine muestra un incremento en la burocracia, gasto público sin rendición de cuentas y continuidad de funcionarios señalados por malos resultados.

El 22 de mayo, Pemex presentó la transformación de su estructura organizacional interna. La antigua Dirección de Pemex Transformación Industrial desapareció y dio paso a la Dirección de Procesos Industriales. Según Pemex, este cambio busca mayor eficiencia. No obstante, los datos muestran una dirección distinta, según el artículo.

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Los datos muestran que por un lado se eliminó una subdirección y 17 gerencias, pero por otro se creó una nueva Dirección de Comercialización con tres subdirecciones y nueve gerencias, lo que representaría un crecimiento en niveles jerárquicos y nuevas plazas. En lugar de ahorrar, se generó más gasto administrativo.

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Según el artículo, este movimiento contradice las leyes federales que promueven austeridad y responsabilidad financiera en el uso de recursos públicos.

¿Quiénes se mantienen en el nuevo esquema?

Uno de los principales señalados es Carlos Armando Lechuga Aguiñaga. A pesar de su historial con los peores resultados en refinación en décadas, fue ratificado como director de la nueva área. Bajo su gestión, Pemex tuvo pérdidas por más de 180 mil millones de pesos, aun cuando se procesó más crudo.

Blanca Marisa Mendoza Muñoz, cercana a Lechuga, también conserva poder dentro de la estructura. En su anterior puesto como subdirectora de Abasto, generó sobrecostos de hasta 30% por demoras en barcos importadores. Además, sus decisiones provocaron que clientes de Pemex fueran obligados a recoger producto en terminales lejanas, afectando sus operaciones.

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Casos de favoritismo y contrataciones cuestionadas

Rubén Ramírez Rosales, otro funcionario del círculo cercano, fue señalado por el sobrecosto de más de 4 mil millones de dólares en la refinería de Dos Bocas. Hoy ocupa la Subdirección de Fertilizantes. En ese cargo ha contratado y jubilado a personas cercanas, como Julio César Alcázar Pérez, quien incluso tiene demandas laborales activas contra Pemex y fue recontratado como director de Proagrodustria.

Ángel Rosete Rodríguez también fue promovido. Ahora es subdirector de Procesos de Gas y Derivados. Según datos recientes, los centros procesadores de gas que están bajo su responsabilidad han tenido una producción deficiente. Sin embargo, se le otorgó un puesto de mayor nivel.

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¿Qué implicaciones tiene esta reestructura para el país?

México enfrenta desabasto de combustibles, huachicol fiscal y escasez en distintas regiones. En este contexto, la estatal petrolera presenta una reestructura que no mejora los resultados y mantiene a los mismos responsables de decisiones ineficientes.

Además, la reciente salida de Sergio Rosado Flores, quien evaluaba contratos dentro de Pemex, genera dudas. Hay versiones que señalan que podría haber investigado irregularidades con empresas que venden combustible adulterado usando papelería oficial de Pemex.

¿Refuerzo de redes internas?

La situación deja preguntas abiertas. La petrolera no ha demostrado avances operativos o financieros tras estos cambios. En vez de reducir costos o transparentar procesos, ha reforzado redes internas de influencia.

Pemex no necesita más oficinas, sino resultados”, se lee en la investigación de Energy Magazine.

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La empresa enfrenta retos graves, y esta reestructura no da señales de estar enfocada en resolverlos.

Asimismo, el artículo asegura que el consejo de administración de Pemex tiene la responsabilidad de explicar el rumbo de la empresa y responder con claridad: ¿la empresa está al servicio del país o de unos cuantos?