Retrato de AMLO y el mensaje que manda a la población de México: Tienes que verlo

CIUDAD DE MÉXICO.-El presidente Andrés Manuel López Obrador develó su retrato oficial que formará parte de la Galería de los Presidentes en Palacio Nacional, una tradición histórica que ha prevalecido desde 1945, cuando el presidente Manuel Ávila Camacho creó este espacio. Sin embargo, el retrato de López Obrador rompe con varias convenciones que han marcado los retratos de sus predecesores, enviando un mensaje visual sobre su estilo de gobierno y la relación que ha mantenido con el pueblo de México.

Un retrato simbólico y con significado social

La obra, pintada por el artista yucateco Jorge Ermilio Espinosa Torres, fue realizada sobre un lienzo de lino importado de Bélgica y tuvo un costo total de 696 mil pesos. A diferencia de los retratos anteriores, López Obrador aparece acompañado de “la gente de México”, representada de manera abstracta en el fondo del Zócalo de la Ciudad de México, lo que contrasta con los retratos de otros presidentes, que se presentan solos o en ambientes cerrados.

Este elemento es importante en la narrativa que López Obrador ha sostenido durante su mandato: ser un presidente cercano al pueblo. La representación de la multitud, sin identidades definidas, subraya la idea de que el mandatario se ve a sí mismo como un líder respaldado por la ciudadanía, un mensaje que resuena con su discurso político sobre gobernar “con y para el pueblo”.

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El bastón de mando: Compromiso con los pueblos indígenas

Otro aspecto destacado del retrato es el “Bastón de Mando” que AMLO sostiene en la pintura. Este objeto tiene un gran simbolismo, ya que representa el compromiso que el presidente adquirió con las comunidades indígenas de México al asumir el cargo. Durante su presidencia, López Obrador ha enfatizado la importancia de reconocer y respetar los derechos de los pueblos originarios, y la inclusión del bastón en el retrato refuerza esa promesa, visibilizando su conexión con estas comunidades.

Características técnicas y artísticas

El retrato mide 1.35 metros de ancho por 2.25 metros de largo, con un grosor de 4 centímetros. El óleo fue elaborado utilizando materiales de alta calidad, entre ellos pinturas de las marcas Windsor, Newton, Gamblin, Williamsburg Handmade, Old Holland y Rembrandt, para garantizar la durabilidad y la calidad de la obra. El artista trabajó sin ayudantes, logrando una representación no solo física, sino también simbólica de la “esencia” del presidente, según los lineamientos estipulados por la Oficina de la Presidencia.

Una ruptura con la tradición fotográfica y escultórica

Si bien López Obrador rechazó la idea de tomarse una fotografía oficial, como solían hacer sus antecesores, sí mantuvo la tradición de dejar un retrato en Palacio Nacional, argumentando que contribuiría a enriquecer el patrimonio cultural del país. Sin embargo, en un gesto de distanciamiento respecto a los presidentes anteriores, se negó a tener una estatua en el Complejo Cultural Los Pinos, espacio donde figuras de sus antecesores han sido colocadas.

Comparación con otros presidentes

El retrato de López Obrador se diferencia de los de otros presidentes recientes. Enrique Peña Nieto (2012-2018) optó por ser pintado en su despacho presidencial; Felipe Calderón (2006-2012) posó junto a un busto de José María Morelos; Vicente Fox (2000-2006) fue retratado sin la banda presidencial y con una mano en el bolsillo; Ernesto Zedillo (1994-2000) aparece pensativo, mirando a través de una ventana. En cambio, López Obrador, con su retrato al aire libre, en el emblemático balcón central de Palacio Nacional y con el Zócalo lleno de personas a sus espaldas, pone en el centro de la escena su relación con el pueblo.

La despedida de Palacio Nacional

A las 18:00 horas del día previo a la entrega de la banda presidencial, López Obrador confirmó su salida de Palacio Nacional, donde ha vivido y trabajado durante casi seis años. En una reunión informal con tamales, se despidió de los representantes de medios y otros asistentes a sus conferencias matutinas, comentando que dormiría en su casa en Tlalpan esa noche antes de entregar formalmente la presidencia al día siguiente.

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Este gesto también marca una diferencia con otros expresidentes, ya que López Obrador ha decidido mudarse de Palacio Nacional, un lugar históricamente asociado con el poder presidencial, subrayando una vez más su narrativa de modestia y cercanía con la gente común.