Senado deslinda responsabilidad en sacrificio de gallina en sus instalaciones

CIUDAD DE MÉXICO.-La Presidencia del Senado de la República emitió un comunicado oficial en el que se deslindó de los acontecimientos ocurridos hoy en las instalaciones de la Cámara Alta, donde se llevó a cabo el sacrificio de una gallina.

En el comunicado publicado en una red social, la Presidenta de la Mesa Directiva, Sen. Ana Lilia Rivera, afirmó que los hechos fueron realizados bajo la estricta responsabilidad individual del Senador Adolfo Gómez Hernández, de Morena. Este último justificó la acción bajo el amparo de usos y costumbres de una comunidad indígena, de la cual afirmó ser parte.

Sin embargo, la Mesa Directiva del Senado había comunicado previamente al Senador mencionado la negativa expresa de autorizar el ingreso de cualquier tipo de animal al edificio, siguiendo los protocolos de seguridad y protección civil vigentes.

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La declaración oficial del Senado reiteró el compromiso del Senado de la República con el reconocimiento, defensa y promoción de los derechos de los animales, por lo que la Presidencia dijo que “no respalda de ninguna manera los acontecimientos ocurridos”. Además, anunció que se tomarán las medidas disciplinarias pertinentes con el Senador responsable.

Esta controversia ha generado un debate en torno a los límites de las prácticas culturales en espacios institucionales y el respeto a los derechos de los animales.

¿Por qué se hizo la ofrenda?

Según Hernández la ofrenda se hizo en el marco del Día Internacional de la Tierra, para el dios Tláloc, dios de la lluvia.

Tlaloc (dios mexica de la lluvia y del relámpago), es uno de los dioses mexicas de la tierra, conocido por su facultad para dominar el agua y proveer el también llamado licor de la tierra que contribuía al crecimiento de los cultivos de maíz.

El dios Tláloc era invocado por los aztecas para agradecer su intervención en épocas de sequía y garantizar el éxito de las cosechas.

Considerado el rey de los fenómenos atmosféricos y el espíritu de las montañas, Tláloc era venerado con grandes honores y sacrificios, tanto animales como humanos, debido a la creencia de que la prosperidad agrícola dependía de su favor.

Se le consideraba esposo de la diosa Chalchiuhtlicue, deidad del agua, amor y belleza, y juntos tenían hijos llamados tlalocas, representados por las nubes en el cielo.