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Valeria Ahumada: El arquetipo de feminicidios a evitar

Sergio Ernesto mostraba indicios machistas y violentos desde la preparatoria, según testigos, y su conducta creció hasta que asesinó a Valeria, según la sentencia dictada en su contra.

“No vayas a llegar tarde a casa”, fueron las últimas palabras que Martha le dijo a su hija el sábado 14 de abril de 2018, pero luego de colgar el teléfono, ya no supo más de ella hasta el día siguiente, cuando le informaron que habían encontrado su cuerpo en un predio de la colonia Lomas de Abasolo.

Él fue su pareja por un par de años, pero poco antes del feminicidio, habían terminado. Ese sábado por la noche, ella salió con él y luego la encontraron sin vida.

La sospecha no era gratuita, pues su madre fue testigo de las discusiones constantes, las rupturas y las peleas. Las conductas mostradas por Sergio desde la preparatoria, donde conoció a su víctima, daban cuenta de una tragedia que se aproximaba: el feminicidio de Valeria.

Durante todo el juicio en su contra guardó silencio y evitó dar cualquier declaración del caso. No dijo nada para defenderse, nada a su favor, mucho menos una disculpa a la familia, quien revivió día a día aquella tragedia que mantienen en sus hombros desde abril de hace tres años.

Valeria no solo le fue arrebatada a una familia que quedó destrozada, sino a una pequeña niña que ahora es huérfana.

ALÉJATE DE ELLA

Valeria conoció a Benjamín en la preparatoria. Tras unos meses de noviazgo, ella salió embarazada y tuvieron una bebé. Sergio Ernesto, quien también estudiaba en el mismo plantel, fue el motivo de su separación.

Por su hija, ambos mantuvieron comunicación como amigos y como padres de la pequeña. Esta relación molestó a Sergio Ernesto, quien acosaba a Benjamín a través de mensajes de Facebook para que la “dejara en paz”.

Las hostilidades no eran solamente para él, sino para Valeria, quien se comunicaba con su ex pareja y padre de su hija para contarle los problemas que tenía con Sergio Ernesto, así como las discusiones, que cada vez escalaban de nivel.

NO QUIERO QUE TE LE ACERQUES

Martha también fue testigo de los conflictos entre ambos. En una ocasión y a petición de Valeria, la llevó a un domicilio donde encontraron a Sergio Ernesto con otra mujer y la situación se tornó perniciosa y poco sana.

“No quiero que te le acerques a mi hija”, le dijo Martha a Sergio esa noche. Él no dijo nada. Con el tiempo, y como solía ocurrir, ambos conciliaban temporalmente sus diferencias y continuaban con una relación que poco a poco se viciaba.

EL ÚLTIMO DÍA

El sábado 14 de abril de 2018, Valeria llamó a su madre para decirle que saldría con Sergio, con quien recién había terminado. Luego de despedirse, le pasó a su hija al teléfono.

Esa sería la última vez que su hija escucharía su voz. Valeria, Sergio y un amigo salieron esa noche. Para la madrugada del domingo 15 de abril, los tres estaban en una de las calles de la colonia Lomas de Abasolo.

La pareja comenzó a discutir y de las palabras Sergio pasó a la agresión física. El motivo de la brutal embestida solo lo conocieron Valeria y Sergio, pero fue atestiguado por el amigo de este último, quien, según su dicho, trató de impedirlo.

Sergio la ahorcó, la golpeó severamente y la acuchilló hasta en una veintena de ocasiones. Su cuerpo lo bajó del vehículo en el que la atacó y la dejó detrás de una casa de ladrillos a medio construir en la colonia al oriente de Mexicali.

Sergio y su amigo se marcharon, pero este último sería la clave para resolver el caso del feminicidio.

¡¿DÓNDE ESTÁ?!

El domingo por la madrugada, Martha notó que Valeria no estaba en casa. Su hermana tenía un juego de softbol el domingo temprano y, aunque acudieron, estuvieron tratando de llamarle a ella y a Sergio Ernesto, pero ninguno contestó.

Por la tarde siguieron buscándola y acudieron a la casa de Sergio, pero fue su hermano quien les abrió la puerta para decirle que él no estaba, sin embargo, Martha se dio cuenta que le habían mentido luego de que Sergio salió y le dijo que había peleado con Valeria y la había mandado de regreso en un Uber.

“¡Solo quiero que me digan dónde está!”, expresó entre llanto durante el juicio al recordar esa escena. Ese día se retiró de su casa con los datos del chofer de Uber, quien les confirmó que sí le solicitaron el servicio, pero que se retiró luego de que no salió nadie en dicha ubicación.

Ese día de búsqueda, Sergio Ernesto y su hermano se dedicaron a acosar a los amigos de Valeria que publicaban pesquisas en redes sociales para dar con ella.

Para el lunes 16 de abril de 2018, la hermana de Valeria debía acudir a realizar el examen de ingreso a la Universidad.

“Con todo el dolor la llevé y tenía esta angustia de no saber de mi hija, y cuando veníamos de regreso, ella recibió una foto en su teléfono y nos dijeron que habían hallado a mi hija”, dijo la madre de Valeria.

Su testimonio ante la juez se vio interrumpido por un doloroso llanto. “Quiero seguir”, respondió ante la pregunta si quería descansar. “Quiero seguir”, reafirmó.

Cuando recibieron la foto, tuvo que detener el auto, ella y su hija se abrazaron y lloraron desconsoladamente. Ahí comenzó la verdadera angustia y dolor.

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LA CAPTURA Y EL PROCESO

No pasó mucho tiempo para que confirmara la entonces Procuraduría que el cuerpo era el de Valeria. Las primeras investigaciones la ubicaban con Sergio Ernesto, quien sostenía la coartada del Uber, pero mientras era desmentida, huyó al interior del país con ayuda de su familia.

Al convertirse en una persona de interés en el caso, los agentes lo buscaron y supieron que había salido del estado. De inmediato sostuvieron comunicación con las autoridades de Sonora, quienes lo capturaron en Sonoyta por la supuesta posesión de enervantes. Con una orden de aprehensión fue traído a Mexicali, donde fue procesado.

Luego de casi tres años, con estrategias legales dilatorias en el proceso, se le llevó a juicio oral, donde la familia revivió el fatídico día que les cambió la vida, y que marcaría el comienzo de una nueva.

CULPABLE

Durante días y muchas lágrimas, la familia de Valeria vio cómo se desmenuzaba el caso, con los testimonios que daban cuenta de los últimos minutos de vida de su hija, así como de lo ocurrido después, en los que el imputado le coqueteaba a la impunidad.

El día del fallo, la juez Sandra Sofía Rubio Díaz pareció no dudar: era culpable. De los 50 años que habían solicitado, les brindó 42 y 6 meses.

Abrazos, lágrimas y un nuevo comienzo. Saben que esto no traerá de vuelta a su hija, pero al menos le brinda justicia a su memoria, esperando que no le ocurra a ninguna otra mujer, en ninguna circunstancia, nunca más.

#EL EXPEDIENTE

•Causa Penal: 01810/2018

•NUC: 0202-2018-17177

•Delito: Feminicidio

•Imputado: Sergio Enrique

•Víctima: Valeria Ahumada

•Juez: Sandra Sofía Rubio Díaz

*ESTE RELATO ESTÁ BASADO EN LOS TESTIMONIOS Y DOCUMENTOS VENTILADOS EN EL JUICIO ORAL EN EL QUE SERGIO ERNESTO FUE DECLARADO CULPABLE, ASÍ COMO EN LOS ANTECEDENTES DE INVESTIGACIÓN DE LA FISCALÍA GENERAL DEL ESTADO Y LA INFORMACIÓN PUBLICADA EN LA CRÓNICA LOS ÚLTIMOS 3 AÑOS.

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