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El Imparcial / Mexicali / Historia de vida

Zapatero, por subsistir un oficio que lucha

Con más de 40 años de pasión por su trabajo, José Antonio García comentó que ser zapatero hoy en día podría extinguirse, pues los jóvenes ya no quieren aprender un oficio y la gente compra zapatos de menor calidad que no repara.

MEXICALI, Baja California.- Aún se les pueden ver. A ellos podemos llevarles nuestros zapatos más queridos y confiarles el que podrán devolverle la vida y el lustre que una vez tuvieron.

Ellos, los artesanos del calzado que viven entre el olor a piel y las conversaciones infinitas con sus clientes, podrían estarse extinguiendo pues hoy en día, pareciera que nadie quiere ser zapatero.

Pero no todo parece perdido para quienes aman su empleo, pues en la calle de Agustín Melgar #145 en el centro histórico de la ciudad, trabaja José Antonio García, quien desde hace más de 40 años defiende el arte de reparar calzado.


INICIOS

“El Paisano” como es apodado, comentó mientras reparaba un par de botas, haber migrado con su familia desde Irapuato, Guanajuato, de donde su abuelo aprendió el noble oficio de ser zapatero.

Expresó que al ser un oficio que va de generación en generación, su papá empezó a reparar calzado al llegar a Mexicali, momento en el cual empezó a ayudarle. “Yo aprendí mirando desde que era un chiquillo, veía a mi papá y a mis tíos cómo le ponían pegamento a la suela o los cocían y me gustó ver cómo lo hacían”.

“Así que con el tiempo y viendo que mi papá también fabricaba guantes industriales de cuero, me fui metiendo un poco más en el tema”, expresó.

PRIMERA REPARACIÓN

El señor José Antonio indicó que a pesar de tener contacto con la piel desde niño, no olvida la primera vez que reparó un par de zapato, donde sintió la responsabilidad de hacer bien su trabajo.

“No voy a mentir, sentí mucho miedo pero después vi que era un trabajo que no req u er ía de mucho esfuerzo o peligro, así que me gustó y empecé a tener más confianza en mi mismo al punto de que hoy sigo siendo zapatero”, expresó.

El Imparcial: imagen de artículo

YA NO HAY CALIDAD

“El paisano” indicó rodeado de varios pares de zapatos por reparar, que la calidad del calzado hoy en día deja mucho que desear, pues el material ya es sintético y no de cuero como antes.

“El calzado ha cambiado bastante, antes era de un material mejor y de calidad, no que ahora con el calzado chino a pesar de estar bonito, no deja de ser un zapato de calidad baja”.

“Antes el calzado duraba, antes la gente si quería conservar sus zapatos y mandarlos a reparar, pero ahora con los zapatos tan desechables, sienten que no vale la pena repararlos”, explicó.


POCA CLIENTELA

El artesano del calzado mencionó que debido a ese calzado de poca calidad, ya es poca la gente quien desea reparar su calzado hoy en día. Comentó que esto también se debe a que las cosas han subido de precio y les conviene más reparar sus zapatos que comprarse otros de dudosa calidad.

“Es evidente que es menos gente la que quiere reparar sus zapatos, pero nosotros nos dedicamos a darles un tratamiento digno y devolverle al zapato mucha vida, que la gente quiera volver a usarlos”, explicó.

FUTURO DEL OFICIO

El maestro zapatero ya refiriéndose al futuro del oficio y tras la charla con otros zapateros, mencionó que llegaron a la conclusión de que las nuevas generaciones ya no desean aprender un oficio.

Expresó que en la actualidad los jóvenes prefieren darle su vida a la tecnología que a las artes manuales que son un trabajo digno y honrado, pues de 4 aprendices que tuvo ninguno llegó a poner su taller.

“Este tipo de trabajo no les llama la atención, las nuevas generaciones están enfocadas en la tecnología, así que a los viejos todavía le vemos futuro al trabajo”. “Debo recordar que este trabajo es de paciencia y mi consejo es que se enseñen un oficio para que este trabajo siga vivo, pues mientras haya zapatos yo seguiré trabajando”, comentó.

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