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Una noche en la impopular tarea de la Patrulla Ecológica

Abucheos, insultos y hasta ofrecimiento de sobornos reciben los policías que atienden llamados por fogatas, música o aglomeración de personas en esta pandemia.

“No le voy a recibir nada porque no cierran los casinos”, “Ahí deje la multa en el buzón”, “El vecino también tiene su música hasta la madrugada” o “¿Se podrá pagar la multa de una vez”, expresiones escuchadas con frecuencia durante una noche pandémica de diciembre.

La tarea de la Patrulla Ecológica se vuelve impopular en esta época del año, aunque se dediquen a hacer valer el reglamento y el Bando de Policía, particularmente con mayor rigurosidad debido a las condiciones sanitarias de la pandemia en Mexicali.

Abucheos, insultos y hasta ofrecimientos de soborno para no elaborar las multas reciben los policías que atienden los llamados por música a alto volumen, fogatas y ahora por aglomeración de personas durante una crisis sanitaria.

“Nosotros tratamos de no tomarlas personal, las agresiones, entendemos que las personas se sientan molestas en el momento que uno llega, pero nosotros lo que hacemos es cumplir con el reglamento, independientemente de que se molesten o no”, explica Dulce Hernández.

La supervisora de la Patrulla Ecológica revela que hasta el 16 de diciembre, han atendido casi 1 mil 500 llamados de este tipo y que se han elaborado más de 500 boletas de infracción. “Más que la sanción, también tratamos de hacer que las personas recapaciten”, dice.

Se acerca la Navidad y las fiestas de Año Nuevo, el semáforo epidemiológico en Mexicali se encuentra en rojo, pero muchos ciudadanos parecen ignorarlo. Así se vive una jornada de fin de semana con la “odiada” Patrulla Ecológica.

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Ni el frío

Tras sostener una reunión y entregar folios para elaborar infracciones en la subcomandancia Zona Noroeste, Dulce Hernández, la supervisora de la Patrulla Ecológica, consulta al operador del C4 sobre las llamadas recibidas al 911 por música a alto volumen, aglomeraciones o fogatas.

Es casi la medianoche y un aire gélido ronda por la ciudad. Comienzan a llegar los llamados al 911 y son verificados por agentes en las calles, algunos de ellos resultan ser llamados por conflictos entre vecinos, otros más, son verificados como positivos.

Con café en mano para amainar el frío, Dulce Hernández sube a la patrulla conducida por el operador. Parten de su base por el Río Nuevo y se dirigen al sur de Mexicali, a un domicilio del fraccionamiento Gran Hacienda.

En un amplio domicilio en esquina, una posada transcurre como si no hubiera pandemia. Los vecinos se notan molestos, pues hay hasta música en vivo y varios vehículos en la zona. La patrulla de Hernández enciende los códigos al confirmar la denuncia al 911.

Un hombre ebrio, en actitud retadora y mirada desorientada, sale del domicilio y se identifica como el responsable. Se recarga en un auto estacionado, mientras la supervisora de la Patrulla Ecológica le explica el motivo de su presencia con un estoicismo como pocos.

“No, no le voy a dar mis datos ni le voy a recibir la multa, a ver, ¿por qué no cierran los casinos también? Si quiere hacer la multa, hágala y déjela ahí en el carro”, le dice antes de entrar de nuevo al patio y cerrar la puerta. La música comienza a sonar de nuevo.

Entre los invitados, todos con bebidas en mano, se comienzan a escuchar comentarios de burla, otros le mandan saludos a la alcaldesa, unos más insultan a los agentes, que pacientemente llenan la boleta de infracción.

Desde el cerco, una de las invitadas de la fiesta se encuentra al teléfono y se asoma para ver las patrullas. Momentos después, la supervisora recibe una llamada de un número desconocido, pero la responde. “No, no se puede, ya se está elaborando la boleta”, le responde. Segundos después cuelga.

La elaboran de 400 UMAs, la más alta conocida. Son cerca de 35 mil pesos. El motivo: por la música a alto volumen en la zona residencial, así como la aglomeración de unas 30 personas en el patio.

El agente operador de la unidad termina la boleta y la deja en el buzón, mientras los invitados, ebrios, lo abuchean. El oficial no se inmuta y regresa a la patrulla. Al marcharse las unidades, comienzan a escucharse los insultos, las risas y la música.

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Somos familia

Conforme el reloj se acerca a la medianoche, el número de llamados al 911 aumenta. Ahora es uno por música e ingesta de alcohol en la vía pública en un domicilio del Infonavit Cucapah. Un grupo de jóvenes toman cerveza y escuchan música de un auto.

Un joven se hace el responsable y otorga los datos a la oficial para elaborar la infracción. Se nos hizo fácil juntarnos a pistear, le comenta. La supervisora le explica que no pueden tomar cerveza en la banqueta y que los vecinos llamaron para quejarse de la música. Les aconseja seguir su fiesta en el interior de la casa. Elaborada la multa, las unidades vuelven a la calle.

Otro llamado se recibe al 911, esta vez por una fiesta similar en la colonia González Ortega. Por un callejón encuentran a un grupo de personas tomando y escuchando música en el patio de su casa. Las unidades encienden sus códigos.

Un joven se acerca a la puerta, luego otro. La supervisora pregunta por el propietario o responsable del domicilio y una mujer mayor sale. Somos familia, le explica, y somos menos de diez personas, añade. La oficial le comenta que por un llamado al 911 por la música deben elaborar la infracción.

Aunque la mujer acepta la falta, dos de los invitados comienzan a discutir con los agentes. Les cuestionan e increpan que “no acuden cuando les llaman”, o que “los vecinos también tienen fiesta hasta la madrugada”. Hernández les escucha y les instruye sobre sus opciones.

Las unidades parten nuevamente y a una calle del lugar, encuentran a otro grupo de jóvenes tomando cerveza alrededor de una fogata. La supervisora repite el protocolo de entrevista, en el que les explica el motivo de su presencia y fundamenta la infracción que debe elaborar.

“No sabíamos, disculpe. Ahí si nos hacen el paro, pues se lo agradeceríamos. ¿Hay manera de pagarla de una vez?”, le dice una joven, que también justificó la reunión y la fogata por el aniversario del fallecimiento de su hermano. “No, señorita, estaría incurriendo en un delito y sería peor”, le responden los agentes.

Con un balde de agua, los jóvenes apagan la fogata y una columna de humo blanco se levanta en el patio del domicilio, donde hay decenas de latas vacías en el suelo. Los agentes entregan la boleta a uno de los jóvenes que dio los datos para llenarla y las unidades acuden a otro llamado.

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Posadas

En caravana, las patrullas enfilan rumbo a la colonia Constitución. La llegada es fácil y sin contratiempos, debido al escaso tráfico de la hora. Pasa la medianoche y varios llamados entran al 911 sobre una fiesta multitudinaria con música en vivo.

Antes de llegar, los agentes alcanzan a escuchar cómo se detienen intempestivamente los músicos. Dentro de un amplio domicilio hay cerca de medio centenar de personas sin cubrebocas, bebiendo, festejando, fumando y conviviendo.

Un hombre sale ante el llamado de los agentes. Luego sale otro, que vagamente se identifica como el responsable. Les dice a los agentes que se trata de una posada de un restaurante de mariscos y que ya se estaba terminado. La supervisora le explica el motivo de la infracción.

“¿No hay manera de pagarla de una vez?”, le pregunta a Hernández. “No, joven, no complique más las cosas”, le responden. El hombre, notoriamente ebrio, entra de nuevo al domicilio con el pretexto de ir por una identificación, pero ya no salió.

Los oficiales elaboran la boleta por 200 UMAs y la dejan en el buzón del domicilio, no sin antes anotar todos los datos posibles e incluso, la media filiación de la persona con la que se entrevistaron. Aunque ellos no la reciban, la infracción seguirá válida.

Por el cerco del domicilio se ven celulares de personas, que graban y toman fotos de los oficiales, que, de nuevo, suben a las patrullas y se marchan del lugar, donde minutos después, la música volvió a sonar. Por hoy, el turno de los agentes ha terminado, pero otro más inicia.

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Multas

Del 1 al 16 de diciembre

- 1 mil 437 incidentes recibidos al 911

- 556 boletas emitidas

- 296 por música

- 82 por aglomeración

- 17 por fogatas

- 22 por fogata y música

- 139 otros conceptos

- 821 sin novedad

- 60 amonestados

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