‘Un segundo contagio me podría matar’
Para David no es común enfermarse y siempre respetó los protocolos contra el Covid-19, pero aún así se contagió, al igual que su familia.

[En Primera Persona: Testimonios de la Pandemia]
Por fin, después de 25 días el momento que esperaba llegó hoy...
Largos días comenzaron el 8 de diciembre, hasta el 18 de diciembre encontraron mi padecimiento real: Covid-19, confundido primero con una infección de garganta, la incertidumbre de no saber de qué estaba enfermo y batallar para encontrar médico competente.
Entre el 18 y 22 no recuerdo nada o muy poco de lo que sucedía, hasta el 22 y 23 empecé a sentir mejoría, el 27 de diciembre me declararon libre del Coronavirus y podía parcialmente retomar algunas actividades, pero hasta hace unos días me dieron de alta total.
Por fin puedo gritar y escribir: Libre de Covid-19. De verdad, la experiencia más horrible que he tenido en mi vida en salud, aún cuando es rarísimo que me enferme. (Casi cada 10 años es cuando he requerido ir a atención médica).
Ya mi oxigenación llegó al 98/99 por ciento. Lo único que me queda por delante son guardar unos días más para poderme hacer la prueba post Covid-19 (PCR o la de antígenos), mi cuerpo está haciendo los anticuerpos, y una semana más de inhalador. La buena, es que no necesitaré seguir usándolo como era mi presentimiento.
También debo guardar mis salidas a lo básico hasta que el último caso activo en casa (mi papá) quede liberado (ya casi) y la catorcena posterior del bicho, esa aún falta.
El punto clave es que tendré que evitar en lo posible aglomeraciones (lo cual no me molesta), y evitar me llegue a pegar otra de las cepas que andan girando por el mundo, un segundo contagio me podría matar, (viajes, a Europa o África, mientras esté el entorno actual, no pueden ser destinos para mí).
RECUPERACIÓN
Ya son varios días o casi dos semanas que me he sentido de maravilla, con todo y lo que me dejó la afectación a los pulmones el bicho malo.
Es mucho menos la secuela de lo que creí en un inicio, lo único que he notado es un muy pequeño “ronquido” y que me da un bostezo más largo de lo anterior, ocasional, y un ligero cambio en mi forma de reír (mucho menos ruidosa y menos vocal que lo que siempre).
Además son ya cuatro días continuos que me he propuesto mejorar mi condición física, más resistencia respiratoria al hacer ejercicio usando la caminadora.
El post a la experiencia; cuidarse al máximo, de verdad, si no necesitan hacer la socialización, fiestas, reuniones en estas épocas, no las hagas. Ser responsable, de verdad, muy disciplinado con cualquier tratamiento médico.
Lo mejor: la oportunidad de seguir viviendo, tener una familia chingona que se la ha partido durante este trance, unos amigos increíbles de cerca y de lejos, el cariño que todos ustedes me han manifestado durante estos días complejos, cada mensaje, llamada, inbox, mensaje de voz, etc. Han sido mucho más de lo que imaginaba en algún momento.
Lo trascendente: la simpleza pero maravilla de cada momento, es lo valioso. Desde el simple acto de respirar, comer, caminar, mover tus manos y cuerpo, pensar o recordar. No poder hacerlo o con dificultad, es cuando uno valora ese milagro diario. Incluso la oportunidad de trabajar y que no te falte lo básico ni ingreso económico, alivia mucho y te brinda la tranquilidad para aliviarse.
Los héroes sin capa: los médicos, científicos, investigadores, toda esa parte del desarrollo en todos los rubros, son los verdaderos héroes. En mi caso ese nombre se lo lleva la Dra Patricia Lindoro Salazar.
En memoria: soy consciente de la fortuna de vida que cerró mi 20 20 e inició mi 20 21. Guardo memoria de los 1.83 millones de fallecidos a este momento en el mundo, lo siento 27,000 en México, los 147 mil en Estados Unidos en cifras oficiales, los que no entran en la cifra pero sucedieron, y guardo la esperanza de que puedan salir adelante los miles de casos que están aún en la lucha, y de los que seguirá habiendo.
Quedan en el recuerdo mis parientes que teniendo este mismo padecimiento, la vida optó por llevarlos a la trascendencia eterna.
Y mi duda es y seguirá siendo ¿dónde agarre el bicho? ¿Cómo me contagié? Si en casa teníamos nuestros protocolos, caseros, pero finalmente protocolos.
Cuando inició la pandemia no hacía más que ir al trabajo y de regreso. Llegaba a la casa y antes de poner un pie en la puerta ya estaba bañado de Lysol.
Las salidas fueron casi nulas. Y sigo pensando ¿cómo me contagié? Si imaginaba que en algún momento me iba a pasar porque en algún lugar leí que el 80% de la población se iba enfermar. Cuando me tocó a mí nunca imaginé la intensidad.
Mi pregunta siempre será esa cómo fue que pasó. ‘Haiga sido como haiga sido’, soy sobreviviente del Covid-19 y ya estoy contando los días para estar con mi familia, porque aunque vivimos juntos, dentro de casa nos tuvimos que separar y ese es otro dolor. Estar separados por algo que desconocemos pero que sabemos que a todos nos pone en peligro. Hoy honro la vida, me comprometo a cuidarme, lo hago por mí, por mis padres y por el resto de mi familia.
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