Pide ayuda para conseguir medicina de su hija
A la precariedad económica y a un peregrinar médico se enfrenta la familia Hirales desde hace 12 años, cuando su institución de salud suspendió el suministro de medicamento vital para una de sus integrantes.
Eva Luz Hirales Castro, de 32 años de edad, nació con hiperplasia adrenal congénita, una enfermedad que inhibe los niveles de cortisol en su cuerpo, debido a que nació sin glándulas suprarrenales.
Desde entonces, ha requerido múltiples tipos de atención médica: Desde una intervención para definir su sexo (ya que nació con ambigüedad sexual), hasta suministro de hormonas y valoraciones periódicas.
Su vida depende de la dosis diaria de ?udrocortisona, que se le suministra desde los primeros días de vida. Sin embargo, una de sus primeras dificultades fue la de hallar la sustancia en el país.
“Estos casos son rarísimos, se da uno en un millón, y por eso no es costeable para las farmacias manejarlo, no es un medicamento comercial”, dijo Juan Manuel Hirales, padre de la paciente.
Con la afiliación al Instituto de Servicios de Salud y Seguridad Social de los Trabajadores del Estado (Issste) que le otorgó a su hija por ser profesor, en 1985 esa institución facilitó el acceso al tratamiento.
A través de una farmacia privada se cubría el costo de la importación desde Estados Unidos de la medicina.
Todos los costos les eran cubiertos o reembolsados, especificó.
Por la falta de un especialista endocrinólogo en Mexicali, el Issste cubría también los gastos del traslado y estancia en Tijuana de la entonces niña y su tutor, cada seis meses.
“El siguiente delegado realizó los pagos con la misma secuencia, y así transcurrieron los años hasta que las siguientes administraciones dejaron de pagar, argumentando extravío del expediente”.
La suspensión del tratamiento llegó cuando Eva Luz tenía 20 años de edad, en el año 2006.
Cuando eso ocurrió, contactaron al médico Oscar del Real, quien los ayudó para que a través de una farmacia establecida en San Luis Río Colorado Sonora, pudieran importar el medicamento estadounidense.
“Cada frasco de pastillas vale 100 dólares.
Además hay que pagar 75 dólares al médico norteamericano para que haga cada tres meses unos análisis y firme la receta ya que es medicamento controlado, además de los impuestos que conlleva”.
Hace unos días, el establecimiento comunicó a la familia que ya no van a poder importar el medicamento, por ser incosteable para ellos la transacción económica, debido a la depreciación del peso mexicano frente al dólar, y el pago de impuestos.
Es por eso que ahora, piden de manera desesperada el apoyo del Issste, o cualquier asociación que pueda apoyarlos para continuar recibiendo la medicina.
‘ES UN DERECHO’
Además de la preocupación por la salud de Eva Luz, sus familiares enfrentan estragos económicos tras 12 años en los que el jefe de familia y sus hijas, Carmen, Pilar y Elena, han peregrinado para asegurarle la salud a la joven.
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