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El Imparcial / Mexicali /

Familia se queda sin nada tras incendio

Los vecinos los ayudaron a salir de la casa antes de la llegada de los bomberos.

Edgar fue el primero en sentir el calor del fuego. Era la una de la mañana cuando despertó y miró que la recámara estaba llena de humo. Intentó despertar a Araceli, su esposa y a sus dos niñas, pero la intoxicación por el monóxido de carbono las tenía somnolientas.

Luego de unos segundos, ellas reaccionaron. Edgar se asomó por las escaleras desde la segunda planta y solo pudo ver las llamas que se colaban entre los escalones. Las niñas comenzaron a llorar, pues entendían que estaban atrapadas en el segundo piso de la casa que se incendiaba.

Edgar las llevó al baño y abrió la llave de la regadera. El humo seguía dominando y la casa se convertía en un horno. La cortina plástica del baño se le pegó en el cuerpo a Araceli y le quemó el hombro izquierdo. Las niñas lloraban.

A Gael, de seis meses de edad, lo asomaron por la diminuta ventana del baño para que no respirara el humo, pero se quemó las orejas y sus manitas con las rejas que se calentaron por el incendio. Aún así sufrió de los efectos de la intoxicación.

Fueron diez minutos en el baño, bajo el agua de la regadera. Diez minutos que parecieron una eternidad, dice Edgar. Fue hasta que los vecinos tumbaron la puerta y con mangueras de jardín apagaron momentáneamente el fuego bajo las escaleras para que todos pudieran bajar.

El Imparcial: imagen de artículo

Cuando salieron por el umbral de la puerta vieron a la primera máquina de Bomberos llegar. Luego una ambulancia y luego otra. A todos los atendieron por intoxicación por monóxido de carbono y luego fueron al hospital.

Su casa, la marcada con el 31 de la calle privada La Calandria, del fraccionamiento Pórticos del Valle, en la que apenas tenían un día, resultó con pérdidas totales. Una veladora fue la causante del incendio, pues Edgar aún no había terminado de instalar el cableado eléctrico.

Un día después, volvieron a la casa a limpiar y sacar lo poco que les quedaba. La mitad del cableado que no se había quemado, se lo robaron durante la noche que Araceli y su bebé estuvieron en el hospital.

Ella, quien después de la intoxicación aún presenta dificultades para hablar, explicó que vende ropa para ayudarle a su esposo, trabajador de la construcción, quien después del incendio, no podrá trabajar para volver a rehabilitar su casa, para sus hijas.

Ahora ellos necesitan del apoyo de la comunidad. Ropa, muebles, despensas o hasta apoyos económicos, cualquier ayuda es bien recibida.

Si deseas ayudarles, puedes hacerlo a través de la cuenta Bancomer: 4152 3131 9079 3872, a nombre de Edgar Alonso Romero, o comunicándote al 6861 122458, con Santa Méndez.