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 Y mientras tanto en Alemania…

El pasado sábado 1 de agosto, miles de alemanes salieron a las calles a unirse a una manifestación convocada bajo el lema “Fin de la Pandemia-Día de la libertad”. “La marcha reunió a (17 mil) ‘librepensadores’, militantes antivacunas, creyentes de teorías de la conspiración e incluso simpatizantes de extrema derecha. Muy pocos llevaban mascarilla…y la distancia física de un metro cincuenta tampoco se respetaba”. https://www.dw.com/es/miles-protestan-en-berl%C3%ADn-contra-restricciones-por-coronavirus/a-54404608

El pasado sábado 1 de agosto, miles de alemanes salieron a las calles a unirse a una manifestación convocada bajo el lema “Fin de la Pandemia-Día de la libertad”. “La marcha reunió a (17 mil) ‘librepensadores’, militantes antivacunas, creyentes de teorías de la conspiración e incluso simpatizantes de extrema derecha. Muy pocos llevaban mascarilla…y la distancia física de un metro cincuenta tampoco se respetaba”. https://www.dw.com/es/miles-protestan-en-berl%C3%ADn-contra-restricciones-por-coronavirus/a-54404608

Estas manifestaciones en contra de las medidas gubernamentales que tratan de contener la pandemia no son exclusivas de los alemanes. En la mayoría de los países hay sectores de la población que se oponen a las restricciones de las actividades económicas y sociales o que no creen en la existencia del virus. Sin embargo, sus protestas son menos públicas o a través de redes sociales. Hace un par de semanas, por ejemplo, vimos manifestaciones contra las medidas gubernamentales en algunas ciudades de Estados Unidos.

En nuestro país también existen los críticos contra la política gubernamental. Los hay parecidos a los referidos anteriormente que se niegan a cualquier medida de control. Hay otros que sostienen que la política del gobierno federal es errónea. Hace unos días (31 de julio) incluso un grupo de gobernadores de oposición que se han constituido en una “Alianza Federalista”, publicaron una carta solicitando la renuncia del epidemiólogo Hugo López-Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, encargado de llevar a cabo la estrategia del gobierno federal contra la pandemia. En su misiva destacan: que “Falló la estrategia de contención, como ya se venía advirtiendo por especialistas nacionales e internacionales; fallaron las medidas sanitarias, que no han sido claras ni firmes; mientras que el vocero y responsable del manejo de la epidemia, Hugo López Gatell, no ha dejado de mentir, de caer en contradicciones sobre las proyecciones y las estrategias a implementar”. Y la firmaron gobernadores de 10 entidades, todos de oposición: Aguascalientes, Chihuahua, Durango, Guanajuato y Tamaulipas, del PAN; Coahuila y Colima, del PRI; Jalisco de Movimiento Ciudadano; Michoacán, del PRD y Nuevo León, independiente. Inmediatamente después de publicada, Javier Corral, gobernador panista de Chihuahua se deslindó de la carta afirmando que no fue consultado para incluir su nombre y firma.

La posición de estos gobernadores ha sido compartida a lo largo de los meses por muchos comentaristas y analistas políticos. La “estrategia fallida” la derivan del número de muertes por la infección y han denunciado el hecho de que somos el tercer país con mayor número de decesos. Estos datos serían producto de dos errores: no aplicar pruebas de detección de manera masiva y debido a que López-Gatell “niega” el uso de cubrebocas.

Llama mucho la atención que algunas de las entidades de los “abajo firmantes” presentan el mayor número de casos de infectados y decesos. Y se encuentran inconformes porque para el gobierno federal el semáforo en ellas continúa siendo rojo. Para ellos eso limita las actividades económicas. El pequeño detalle es que se olvidan que son los gobernadores los responsables sanitarios en su entidad. Para ellos el desastre en sus entidades es responsabilidad del gobierno federal.

Cuando se analizan los datos del impacto de la pandemia, casi siempre se subraya la responsabilidad gubernamental. Se omite el papel de los ciudadanos en las repercusiones negativas, o positivas, de lo que nos está ocurriendo. Desde luego, que tenemos que partir de las condiciones sociales y económicas de nuestro país; para empezar 40 millones de personas en la informalidad y eso explica muchas cosas. Lo otro es la irresponsabilidad de amplios sectores de la población al no aceptar la necesidad del confinamiento o el de tomar las medidas preventivas mínimas: continúan las fiestas con más de 20 invitados, las salidas a lugares de diversión, el uso incorrecto del cubrebocas o la negación de la existencia del virus. Nada se puede hacer cuando somos irresponsables. Pero siempre será más fácil culpar a un tercero de la gravedad de la situación, en este caso al presidente de la República; en Alemania, por ejemplo.

*- El autor es Investigador de El Colegio de la Frontera Norte/Profesor Visitante en el Centro de Estudios México-Estados Unidos de la Universidad de California en San Diego.

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