Votar o abstenerse
Independientemente del desconcierto en las políticas públicas y de la percepción real o no de una mala administración por parte del mandatario nacional.
Independientemente del desconcierto en las políticas públicas y de la percepción real o no de una mala administración por parte del mandatario nacional, la decisión o no de ir a votar en el referéndum del próximo domingo 10 de abril es personal.
Comento esto porque he leído, visto y escuchado opiniones a favor y en contra de acudir, percepciones de quienes, aun estando inconformes con el gobernante, en el fondo apoyan que termine su mandato porque fue electo para un período de 6 años como lo mandatan las reglas, aunque e en esta ocasión sería por 5 años y diez meses. En eso coincido, que culmine el mandato en el tiempo predefinido, principalmente por dos razones. La primera lógica es porque las reglas del juego fueron claras en las elecciones del 2018 en cuanto a la duración de la presidencia. La otra razón es que el ejercicio de revocación de mandato si bien está ya estipulado en la legislación, debe ser por petición de la ciudadanía, no por un auto ejercicio presidencial, del gobierno en turno.
Puede haber otras opiniones, como es la de asistir a las casillas para apoyar a la frágil democracia que está siendo cuestionada al atacar a los organizadores, es decir, al Instituto Nacional Electoral. Una más es que no se quiere acudir porque las reglas del juego han sido cambiadas a modo, pues se restringía la publicidad por las propias instituciones de gobierno y funcionarios en los distintos niveles de gobierno. Aquí me refiero a que hace años se definió por los legisladores (aún algunos en el actual gobierno) que no se hiciera propaganda o se hiciera una veda, pues la consulta debería ser por petición expresa de la ciudadanía como lo señalé antes.
Surgen entonces otros comentarios y preguntas que nos hacemos muchas personas. ¿Es o no una revocación de mandato? ¿Se trata de un ejercicio para la ratificación de confianza? ¿Es un ejercicio para hacer cumplir la responsabilidad por seis años? ¿es una consulta para medir la popularidad del mandatario y un termómetro para saber la percepción hacia el partido gobernante y de ahí fijar estrategias para las elecciones en seis estados este año y hacia la presidencia del 2024?
Independientemente de las respuestas que el lector pueda hacerse, también se percibe que lo que en realidad se busca es regresar a tiempos en los que el gobierno organizaba las elecciones y ahora las consultas para revocación de mandato por pérdida de confianza en el mandatario o mandataria en turno, para con ello restaurar un control autoritario del estado.
Hay más reflexiones a partir del evento del domingo 10 de abril. ¿votando masivamente salvaríamos al INE?, Parece que no, por las recientes declaraciones de que inmediatamente se hará una reforma al organizador electoral. Preocupante esa visión porque en las alternancias del 2000, 2012 y 2018 fue el actual organismo el garante de la transparencia de las elecciones; lo mismo ha sido preservado los procesos para las elecciones de gobernadores y presidentes municipales y alcaldes. Aunque el INE es parte importante en la democracia, también lo es el Tribunal Federal Electoral, al que igualmente se le está cuestionando desde las altas esferas del gobierno y de diversas corrientes legislativas.
Sea cual sea el resultado del próximo domingo 10, parece que es una oportunidad perdida de participación ciudadana, además de que incurrirá en un altísimo gasto de dinero si en el fondo el objetivo es saber el nivel de popularidad.
Termino con parte de lo que inicié: es decisión de cada persona abstenerse o participar en la revocación de mandato o reafirmación de confianza. No perdamos de vista que la que vale es la votación del 2024.
*- El autor es Consejero Nacional de Index, además de Director de Recursos Humanos para LatinAmérica en Newell Brands.
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