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Strike que parece punch

Aclaro que no soy abogado ni mucho menos constitucionalista, pero considero que haber llegado al punto de que sea la Suprema Corte la que decida qué pasará con la gubernatura de nuestro estado, no es correcto.

Aclaro que no soy abogado ni mucho menos constitucionalista, pero considero que haber llegado al punto de que sea la Suprema Corte la que decida qué pasará con la gubernatura de nuestro estado, no es correcto, como incomprensible que se haya dejado correr la pelota como si se estuviéramos en un partido de beisbol para ver si se generaba un hit o llegar a una base para producir carrera. Me pregunto por qué la necesidad de llegar a ver una oleada de impugnaciones, de enfrentar los niveles estatales con los federales, de jugar con el ciudadano bajacaliforniano.

Sea cual sea el resultado de la consulta y modificación del mandato gubernamental quedando en dos años a ampliándose a cinco, parto de que la consulta del pasado domingo careció de los mínimos requerimientos de secrecía, imparcialidad, y transparencia, de ahí que genere poca credibilidad pues además participó menos del dos por ciento del padrón electoral en nuestro estado el que se estima en 2 millones 800 mil personas en la lista nominal de electores.

Especifico que tampoco soy contador ni matemático, pero aquí unos números. La cantidad de “votantes” del pasado domingo en la consulta, significa un noventa por ciento de abstencionismo y aunque en las 250 casillas que se montaron hubieran votado mil ciudadanos en cada una -250 mil en total- eso hubiera sido menos del diez por ciento de participación del padrón.

Bajo esas consideraciones es que el ejercicio se convierte políticamente en irresponsable porque no sólo se juega con la gubernatura en el estado donde surgió el primer ejercicio realmente democrático hace tres décadas, sino que también se pone en vilo la estabilidad democrática del país.

Lo dije en su momento en las campañas y posterior el resultado de la jornada electoral, salimos a votar por un gobierno bianual pues sabíamos las reglas como lo debieron saber los contendientes a los cargos de elección popular de terminar el treinta y uno de octubre del año 2021. Entiendo que en la correspondiente convocatoria lanzada en enero la inscripción seria para dos años, no para cinco. Luego entonces, cambiar las reglas del juego, iniciado el juego; cambiar las reglas de algo que ya fue decidido (la elección) no permite certeza jurídica ni garantía social. Cambiar las reglas jugando, genera división también entre los participantes que en nuestro caso somos ciudadanos y por lo tanto electores.

No basta que leamos y escuchemos del Presidente de que se trata de una chicanada, de que los partidos políticos se retracten y ofrezcan una disculpa por querer violentar la ley; no basta una declaración en doble sentido de que como exministra considera es inconstitucional la propuesta de modificar el período y como titular de gobernación se diga es facultad local del estados de Baja California resolverlo; no caigamos en el juego del gato y el ratón, no nos vayamos innecesariamente a extra-innings que ocasionen incertidumbre jurídica, que generen antipatía social y que falseen la democracia..

Mientras tanto, estimados lectores sigamos atentos al desarrollo del juego.

* El autor es Consejero y Tesorero Nacional de Index, además de Director de Recursos Humanos para LatinAmérica en Newell Brands.

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