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Serendipia

Se conoce como serendipia al descubrimiento o hallazgo realizado por accidente, casualidad, inesperado y afortunado.

Se conoce como serendipia al descubrimiento o hallazgo realizado por accidente, casualidad, inesperado y afortunado, de cosas que no se están buscando ni investigando, pero que son la solución para otro problema que se tenía. Como tal, la serendipia puede ser vista como la habilidad que posee un individuo de encontrar constantemente cosas por azar aunque no tenga relación en lo que se busca, es productivo para la solución de otros problemas. No es una palabra muy utilizada en español pero algunos de los sinónimos de serendipia son chiripa, carambola (términos coloquiales), suerte, coincidencia, casualidad, accidente. Por ejemplo: “Tener suerte”, “de chiripa” o “por casualidad” es encontrar algo o encontrarse con alguien de forma fortuita. La palabra serendipia proviene del inglés, “serendipity”, que deriva del vocablo árabe “Serendib” o “Sarandib”, es un nombre persa del país fabuloso árabe de la historia de Simbad y las mil y una noches. Por otro lado, existe una antigua fábula persa del siglo XVIII, con el título de Los tres príncipes de Serendip, en la que se cuentan las aventuras de tres príncipes, dotados del extraño don de descubrir accidentalmente soluciones a sus problemas. El fenómeno de la serendipia se puede presenciar en diferentes ámbitos. En el caso de la ciencia, cuando se descubren cosas sin investigar sobre ello. La serendipia es el descubrimiento valioso que se produce de manera accidental o casual. Uno de los ejemplos más famosos de este fenómeno es el descubrimiento de la penicilina, realizado por Fleming de manera accidental; eso sí, para que ocurriese tuvo que experimentar durante cientos de horas. La serendipia ha sido tan importante que ha cambiado la vida de cientos de personas e influido en importantes descubrimientos. Se tratan de casos o accidentes fortuitos, en los que tras un error o hallazgo aparentemente insignificante se consiguen un avance espectacular en la medicina o desarrollo industrial. Hierón, monarca de Siracusa, entregó a un platero cantidades de oro y plata para que le labrase una corona. Finalizada esta, el rey dudó de la honradez del artesano a la hora de distribuir los elementos y encargó a Arquímedes que buscase una manera de comprobar si su encargo era un fraude o no. El famoso matemático y físico se encontró con un problema del que no hallaba solución. Por fortuna, estando un día tomando un baño, advirtió que cuando introducía su cuerpo en la bañera, parte del agua rebosaba, siendo la cantidad exacta del peso que ocupaba su cuerpo. Al famoso grito de ¡eureka!, Arquímedes encontró una solución para verificar que el monarca si había sido estafado. Quizás el caso de serendipia más importante de la historia se dio el 12 de octubre de 1492 y al grito de ¡Tierra! por el marinero Rodrigo de Triana, las tres carabelas españolas dirigidas por Cristóbal Colón llegaban al Nuevo Mundo. Teniendo en cuenta que por aquel entonces se pensaba que la tierra era plana, agradeciendo a Dios que sus embarcaciones no cayesen en el vacío y que por fin llegasen a las Indias de Oriente. Colón partió en busca de la seda y las especias, riquezas exóticas en Europa y de las que se tenía constancia gracias a Marco Polo. El naviero de origen desconocido convenció a los Reyes Católicos de que se podía llegar a las indias rodeando la tierra, sin necesidad de seguir las rutas tradicionales y ahorrando tiempo, dinero y los obstáculos propios de la época como eran los piratas. Colón no se equivocaba, pero tampoco imaginó nunca que maravillas se iba a encontrar por el camino. Ojala y los partidos políticos tratando de encontrar un candidato a elección popular, por accidente encuentren a una persona honesta, capaz inteligente y proactiva, y se encuentren el fenómeno de la serendipia.

*- El autor es ex presidente de la Federación de Colegios de Ingenieros Civiles de la República Mexicana.

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