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Se va Bonilla

Se va Bonilla y junto con él Amador Rodríguez Lozano, Vicenta Espinoza, Salomón Faz, hago votos porque tengamos claro el altísimo precio que pagamos por tener un gobierno de ocurrencias, sin más rumbo que el de atender el humor de quien ocupó la oficina del gobernador,

Se va Bonilla y junto con él Amador Rodríguez Lozano, Vicenta Espinoza, Salomón Faz, hago votos porque tengamos claro el altísimo precio que pagamos por tener un gobierno de ocurrencias, sin más rumbo que el de atender el humor de quien ocupó la oficina del gobernador, un gobierno de simulación que no estuvo a la altura, en el que se retrocedió en prácticamente todos los indicadores que miden la calidad de vida de nuestra gente. ¿Aprendimos algo en estos dos años?, o, ¿Dejaremos que nuestra pasividad siga marcando el rumbo de nuestro estado?

La responsabilidad que tenemos por haber permitido un gobierno de tan baja calidad es compartida entre todos los que pudimos haberlo evitado y decidimos no hacerlo, ya sea por miedo, por cuidar nuestros intereses o por ese malemadrismo que nos hace despotricar con los amigos en el café, pero jodidamente ausentes en los espacios públicos; me refiero a usted, a mí y a muchos más con los que la vida ha sido tan generosa, el llamado círculo rojo, es que claramente fuimos o cómplices por omisión o por acción directa de un gobierno inepto al que no le exigimos, ni transparencia, ni más seguridad, ni menos muertos, ni mejor gasto público, ni mayor inversión, ni una disminución de la burocracia, ni mejores leyes, ni respeto al estado de derecho, ni defender la creación de empleos a través del respeto a la inversión pública, ni una mejor estrategia frente a la pandemia, vaya, ni siquiera no ser extorsionados por cobros de agua inexistentes en beneficio de una empresa dirigida por un adicto que de manera directa cobra el 20% del pago realizado y con en un par de meses provocará un quebranto adicional cuando el gobierno del estado empiece a perder todos los juicios que algunos, no cuantos como debiéramos haberlo hecho, ganemos el recurso y los jueces condenen a las Comisiones Estatales del Agua a devolver el monto de lo cobrado, claro menos la comisión cobrada por FISAMEX. Lamento saberme parte de una sociedad pasiva y temerosa, asumamos que lo que usted y yo pudimos haber hecho dista mucho de lo que alguien que no cuenta con los recursos económicos necesarios para ver más allá de su día a día pudo haber hecho.

Ahora que el gandalla se va, seguro habrá gente que durante estos dos años no dijo “esta boca es mía” y que ahora saldrá con la batea de babas de la crítica a destiempo, esa que retrata nuestra cobardía y simulación. Después de un gobierno tan malo como el de Kiko Vega, era estúpidamente sencillo pasar a la historia como uno mejor, pero ni para eso les alcanzó; fue más fácil construir un discurso simple y mamón, buscando confrontar a los habitantes del estado, imitando hasta en eso a López Obrador, pero eso sí, otorgarle a los cuates 27 patentes de Notario, darle en la madre al Sistema Estatal Anticorrupción y dejar a nuestro estado con la mayor pila de muertos que se tenga memoria.

Se va Bonilla, pero nos quedamos nosotros, la reflexión no puede ser otra más que la de cuestionarnos qué estado, qué ciudad le dejaremos a nuestros hijos y a las generaciones por venir. Se va el gandalla, espero que los timoratos y temerosos se vayan con él.

*El autor es empresario, ex dirigente de la Coparmex Mexicali.

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