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Rusia en tres obras, en tres tiempos

Rusia, como país, como cultura, siempre ha encendido la imaginación del mundo con sus maravillas y pesadillas: cargas de jinetes cosacos por las estepas, la derrota de Napoleón Bonaparte en 1812 y de Adolfo Hitler en 1941 a las puertas de Moscú, los prisioneros políticos en la inclemente Siberia y la mirada penetrante, con el corazón en la mano, de Ana Ajmátova, la poeta, frente a los muros de la prisión de Lubianka.

Rusia, como país, como cultura, siempre ha encendido la imaginación del mundo con sus maravillas y pesadillas: cargas de jinetes cosacos por las estepas, la derrota de Napoleón Bonaparte en 1812 y de Adolfo Hitler en 1941 a las puertas de Moscú, los prisioneros políticos en la inclemente Siberia y la mirada penetrante, con el corazón en la mano, de Ana Ajmátova, la poeta, frente a los muros de la prisión de Lubianka. Rusia es una nación enorme con un vasto potencial, pero también cuenta con una historia de terribles sacrificios por parte de un pueblo abnegado, tozudo, llenos de fortaleza tanto en tiempos de paz como de guerra. Por eso este país aparece en tantas obras literarias, cinematográficas o series de televisión como un enigma a descifrar, como un centro de atrocidades y bellezas por igual, de esperanzas y tribulaciones al mismo tiempo.

Aquí quiero hablar de tres obras que hablan de Rusia. Empiezo por el libro de Jean-Christophe Brisard y Lana Pardhina, La muerte de Hitler (2019), que reconstruye los últimos días del dictador alemán en Berlín y cuyo propósito esencial es contar cómo se pudo comprobar, científicamente, que los restos óseos, conservados en los archivos secretos de Rusia, eran de Adolfo Hitler y qué éste murió el 30 de abril de 1945 por propia mano en su búnker de Berlín y, lo más interesante, que los soviéticos guardaron tales pruebas en completo hermetismo por más de setenta años, cubriendo la muerte del tirano bávaro con un manto de sospecha, paranoia e incertidumbre hasta que en 2018 estos dos periodistas, después de pasar años eludiendo la burocracia de la Rusia actual, consiguieron ver, tocar y analizar lo que queda de Hitler en nuestros días. Este libro es, en realidad, un manual de cómo debes ingeniártelas para atravesar un muro de trámites y un laberinto burocrático para acceder a la verdad.

El gran rival de Hitler, su némesis, fue José Stalin, el supremo líder de la ya extinta Unión Soviética, quien fue el gran vencedor de la Segunda Guerra Mundial y quien sobrevivió a Hitler ocho años. De eso trata la película La muerte de Stalin (2017), de Armando Iannucci, con las actuaciones magistrales de Steve Buscemi, Rupert Fiend, Jason Isaacs y Michael Palin, entre otros. Con un tono fársico que se mantiene de principio a fin, esta comedia de horrores nos muestra el funcionamiento interno de la tiranía comunista hacia 1953, cuando los verdugos y las víctimas se intercambian los papeles en las arenas movedizas del poder soviético. La muerte de Stalin es el relato hilarante de las intrigas palaciegas que siguieron a su deceso. Un retrato cómico de un avispero en la locura total, en el caos absoluto que fue la rebatinga por el poder. Iannucci es un genio de la comedia de pastelazos hecha con la sangre de los otros, con el asesinato de los demás. Al final, la jauría se unió para derrotar al lobo más depredador, Laurenti Beria, el jefe del servicio secreto, el verdugo oficial. Pero todos eran animales políticos de la misma especie, mafiosos sin escrúpulos midiéndose entre sí antes de dar el golpe definitivo, la dentellada letal.

De Stalin bien podemos brincar al político que en tiempos recientes ha puesto a Rusia de nuevo como nación a tomarse en cuenta en el mapa geopolítico del mundo. Me refiero, por supuesto, de Vladimir Putin, el presidente ruso que ha controlado este país en los últimos veinte años y que ha creado grandes turbulencias desde Europa hasta los Estados Unidos. De eso indaga un libro sobre su vida y su obra, titulado El nuevo zar. Ascenso y dominio de Vladimir Putin (2015) de Steven Lee Myers, que cuenta, de manera inmejorable, la trayectoria vital y política de Putin, el presidente actual de Rusia, el jugador y estratega que sigue siendo un misterio por resolver. Para bien o para mal, el mundo multipolar del presente cuánto le debe a sus conflictos, a sus intrigas, a sus desplantes. Lee Myers sabe contar cómo un oscuro oficial de la KGB llegó a ser el amo del juego de tronos de nuestra era. Da para una serie de televisión, de seguro.

En estas tres obras, que abarcan una historia que va de la Unión Soviética a la Rusia actual, podemos identificar que esta nación es una potencia que no se puede soslayar, que no se puede pasar por alto en el panorama del siglo XXI.

*- El autor es escritor, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua.

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