Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas / Columna Mexicali

Respaldo indirecto al racismo

Los terribles acontecimientos que suceden desde hace 9 días en los Estados Unidos no son eventualidades. Son el producto de una historia dentro de la cual el racismo ha estado presente y ha sido denunciado por los sectores sociales afectados: las minorías étnicas. Pero también ha sido fortalecido por sectores sociales que lo refuerzan.

Por el derecho a la libertad de expresión.

Los terribles acontecimientos que suceden desde hace 9 días en los Estados Unidos no son eventualidades. Son el producto de una historia dentro de la cual el racismo ha estado presente y ha sido denunciado por los sectores sociales afectados: las minorías étnicas. Pero también ha sido fortalecido por sectores sociales que lo refuerzan. El cobarde y cruel asesinato de George Floyd, en Minneapolis, es el último de una serie de violentas y fatales agresiones contra la comunidad afroamericana. La reacción de una porción importante de la sociedad estadounidense ha sido clara, vigorosa y comprometida: No permitirán que sigan ocurriendo impunemente fatalidades provocadas por policías y/o ciudadanos racistas.

Si se le mira desde afuera del país, se podría pensar que son hechos aislados y que no forman parte de una tendencia que ha permanecido vigente durante siglos. La idea de que existe una supremacía étnica blanca, que tiene derechos supremos sobre el resto de los humanos es una realidad no solo en los estados Unidos, sino en todo el mundo. Quienes tenemos la piel más oscura hemos identificado esos aires de poder, en algún momento. Sin embargo, existe una actitud más activa que certifica el racismo como una conducta real en la sociedad en general, que ejerce la fuerza y la violencia extrema como forma de manifestarse. Esta se presenta de manera particular en los cuerpos policíacos. Tanto en USA como en México, los policías actúan violentamente contra los ciudadanos más desprotegidos, al grado que cometen asesinatos que quedan impunes.

Las manifestaciones que suceden en USA son producto del hartazgo que ha colmado la paciencia de los ciudadanos, especialmente los afroamericanos. Es la respuesta ante la impotencia de lograr que el trato hacia las personas sea humano, respetuoso, aunque se use la fuerza cuando sea necesario. Las demostraciones se han tornado violentas desvirtuando el objetivo central que es, el respeto a los ciudadanos independientemente del color de la piel y de su origen étnico. Existen personas tratando de desvirtuar las protestas, ocasionando robos, incendios, agresiones a los policías y otras actitudes agresivas más. Líderes estadounidenses se han manifestado contrarios a las violentas agresiones hacia los afroamericanos, y la comunidad internacional y las figuras políticas de las naciones se han declarado contrarios a estas acciones racistas, excepto: Donald Trump.

El Presidente de los Estados Unidos no intentado mediar para llegar a algún acuerdo y establecer áreas de comunicación. Al contrario, su posición ha sido inflexible respecto a que la solución de esta situación de inestabilidad social es la represión utilizando las fuerzas policíacas, la Guardia Nacional, el Ejército y casi cualquier grupo policíaco que pueda. Ha llegado al exceso de fortificar y colocar diversas cercas y otros aditamentos alrededor de la Casa Blanca, para protegerse.

Ninguna de estas actitudes intenta iniciar el diálogo entre las partes; no hay acercamientos visibles que indiquen que se busca una solución de largo alcance para evitar enfrentamientos. Los Estados Unidos están en una encrucijada que, combinada con la crisis del Corvid-19 y el desempleo, puede profundizarse y tener resultados magros para el país. Algo deberá hacerse en el corto y mediano plazos cuyos resultados tengan efectos duraderos y se llegue a la plena, respetuosa y armónica convivencia social. Vale.

* El autor es Lic. En Economía con Maestría en Asuntos Internacionales por la UABC.

En esta nota