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Política ¡bara bara! 

Inició la cuenta regresiva y el final de este mini gobierno, en donde el denominador común han sido los exabruptos, la polarización social y pleitos públicos con empresarios, medios de comunicación, dirigentes sociales, políticos opositores y morenistas. 

Los tiempos fatales se acercan para la definición de las candidaturas en Morena.

Inició la cuenta regresiva y el final de este mini gobierno, en donde el denominador común han sido los exabruptos, la polarización social y pleitos públicos con empresarios, medios de comunicación, dirigentes sociales, políticos opositores y morenistas.

Una mini calca de lo sucedido a nivel nacional.

Un gobierno marcado y orientado a través de las filias y fobias de un gobernador que los problemas personales los ha convertido en política pública.

Un Jaime Bonilla Valdez que se niega a dejar de ser el personaje central de los relatos, ante la inminente elección de quien lo sucederá en un gobierno, que sí será de seis años y no como el de él, de un tercio.

Un gobernador que grita en su cancha matutina que él es el mandamás y que colocará a su sucesor para darle seguimiento a sus planes, proyectos y compromisos. Que en ese escenario no ve que solo se desgasta más, ya que, en lugar de gobernar, se ha dedicado a criticar, destruir, exhibir, querer encarcelar, perseguir a quienes se le oponen, dilapidando su poco capital político y hasta, arriesgando el de "su partido" y el de su candidato favorito.

El problema aún más grave, es que la construcción de su propia agenda nos está arrastrando a todos los bajacalifornianos, quienes ya no sentimos lo duro, sino lo tupido, en una política ramplona y pobre, que no nos deja salir del hoyo.

La visión rupestre de que esté reduciendo todo a una condición de corrupción, pero sin tener un plan específico para invertir el dinero recuperado o castigar, finalmente, a quienes robaron o desviaron el recurso público.

Y en ese marasmo de política barata, bara bara como dicen los vendedores capitalinos en el Zócalo de la CDMX, todos creen y se sienten con derecho, más allá de lo que marca la Constitución Política, de gobernar un estado pujante, pero deteriorado, como es Baja California.

Y por qué no, se preguntan, si cualquiera puede superar la puesta en escena bara bara que hemos vivido en los últimos meses.

Una vida pública llena de ocurrencias, de patiños, bullyng, falta de resultados, de escasez talento, exceso de cambios de funcionarios, sin rumbo fijo, atropellada, reactiva y sin plan.

En ese montaje todos dicen: yo puedo hacerlo mejor. Por eso, el abaratamiento de la política y los políticos permitió que se registraran ocho aspirantes a la candidatura de Morena a la gubernatura de BC.

Algunos innombrables tan solo por sus propios perfiles bajitos, sin siquiera llenar un tercio de los espacios vacíos que han dejado los políticos de baja ralea que nos han gobernado.

Así, el viernes pasado vimos en el CEN de Morena, un empresario salido de la chistera y de última hora, un gris diputado local, senadores que nadie conoce, alcaldes vestidos con el traje de la duda, ocurrentes personajes vestidos de magos.

Si esto no fuera una tragicomedia que nos va a arrastrar a todos, me reiría, pero no, el problema es que están buscando a quien podría gobernarnos en los próximos seis años.

Qué hacemos: ¿los votamos o los botamos?

La verdad sea dicha

* La autora es directora del portal MF Noticias Mexicali.

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