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Poco que festejar

Es difícil en tan breve espacio hacer un recuento de cómo vamos en materia de la economía mexicana y en el sector industrial, estando en esta la manufactura de exportación realizada por las IMMEX. Pero haré un esfuerzo para sintetizar cómo vamos.

Es difícil en tan breve espacio hacer un recuento de cómo vamos en materia de la economía mexicana y en el sector industrial, estando en esta la manufactura de exportación realizada por las IMMEX. Pero haré un esfuerzo para sintetizar cómo vamos.

Empiezo señalando que hay datos rígidos o absolutos, pero son manipulables dependiendo de la interpretación que se quiera dar. Por esas interpretaciones hay diferencias entre lo que dice el gobierno y lo que señalan analistas y empresarios. El gobierno ya festeja, por decir lo menos, que vamos muy bien al haber perdido sólo unos 3 mil empleos en Julio y se va recuperando algo del empleo perdido. Esto es una minucia si el desempleo formal fue mayor al millón cien mil trabajos en sólo cuatro meses. En las empresas IMMEX, el sector que conozco, se perdieron más de ciento diez mil empleos.

Hay que preguntaros qué pensaran los que están desempleados, los que no tienen ingresos y en la mayoría de las veces ya se gastaron sus ahorros. Hay que recordar que se estima perdieron 12 millones de personas sus fuentes de ingresos, sea porque perdieron un empleo formal o porque estando en la informalidad no pudieron operar por razón del extendido confinamiento. Para esos grupos de afectados no creo que haya mucho que festejar.

Tampoco ha dimensionado el gobierno -o a lo mejor sí pero no o reconoce- que la crisis de los últimos meses ha sido severa, que el retroceso de hasta 17 por ciento del PIB no es cosa menor y que tardaremos muchos meses, varios años, volver a los niveles pre-pandemia. Me parece que la afirmación del presidente de que la recuperación será en forma de V en lo que resta del año, es poco factible y no da pie a señalar el milagroso modelo seguido por el gobierno mexicano, contrario a lo que están haciendo prácticamente todo el mundo con medidas de apoyo a las personas y a las empresas para que retengan empleos.

Lo que sí se reconoce, tanto por el sector privado como por el gobierno, es que al parecer en junio se tocó fondo, que la caída estrepitosa se detuvo aunque en los próximos meses, en lo que resta del año, seguirán habiendo contracciones en lo general y en sectores como la industria y el turismo aunque paulatinamente vayan retomando operaciones. El empleo, por ejemplo, es más fácil perder que generarlo; lo mismo si señalamos el consumo, es más fácil perder un cliente o una venta, que recuperar consumidores y mejorar los ingresos por pedidos o servicios ofrecidos. Los ejemplos son manifiestos: pocos quieren viajar y hospedarse, pocos pueden reabrir sus instalaciones al cien por ciento y de todos modos la gente no quiere acudir a lugares concurridos y cerrados hasta que no haya una vacuna y el semáforo sanitario al menos esté en color amarillo.

Otro tema que preocupa más al sector empresarial que al gobierno, pienso, es el de la inversión. La inversión fija bruta, lo que en general se dice “los fierros”, se ha reducido durante más de veinte meses consecutivos. Ese comportamiento como las contracciones en la economía general se dieron incluso antes de la pandemia, es decir, no son consecuencias del Covid-19 sino de una errada administración. En pocas palabras, estamos en una situación económica como la del año 1998, ese es el tamaño del retroceso, dos décadas perdidas de avance.

* El autor es Consejero y Tesorero Nacional de Index, además de Director de Recursos Humanos para LatinAmérica en Newell Brands.

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