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PLAZA RÍO

¿Puede un ser humano ser feliz sin crecer? Lo mismo se puede preguntar de cualquier nación; del color que sea.

Me pregunto frecuentemente si vivir feliz de un pueblo cualquiera es igual o equivalente a su crecimiento.

¿Puede un ser humano ser feliz sin crecer? Lo mismo se puede preguntar de cualquier nación; del color que sea.

En mi columna anterior me refería a la felicidad que muestra el presidente, Andrés Manuel López Obrador, con frecuencia, en sus conferencias mañaneras, o en cualquier discurso a lo largo y ancho del País.

En este punto exacto, con frecuencia retomo una y otra vez, mi experiencia; la impresión que me ha causado cada vez que visito Tijuana; por lo regular los fines de semana, por las tarde noches, la Plaza Río.  Resulta realmente interesante ser testigo; mi esposa “Juanita” y yo, de la visible alegría que manifiestan, decenas; quizás cientos de familias por lo regular jóvenes que se pasean por la noche por esta plaza. Familias con sus hijos que es obvio, por su voz; su tiple y su físico, provienen de los estados del Sur.

Eran en los cincuenta  y sesenta,  Mexicali, Tijuana  e  incluso Tecate, muestra evidente de subdesarrollo; de barriadas de pobreza extrema, trabajadores, la mayoría, viviendo en la retiro, pobreza extrema< miles solo aspirando a pasar a Estados Unidos para lograr un trabajo que les permitirá sostener a sus familias y en otra casos trabajadores de mil usos, sin más perspectiva que entrarle a la obra; ayúdate de mecánico o chofer o vivir de lo que hubiera para sostener sus familias.

Eran aquellas,  producto de la revolución mexicana y a mucho orgullo de los priistas. Tiempos de Miguel Alemán, Adolfo Ruiz Cortines, Adolfo López Mateos y quien le siguió. México cerrado al mundo; México autosuficiente; nuestra revolución daba para todo.  Igual que Morena hoy.

Los presidentes siguientes; los “malos” de la película; los liberales; el liberalismo mexicano, abrió sus fronteras a las empresas internacionales. Vinieron en masa la maquiladoras y en principio empresarios mexicanos y extranjeros construyeron en las barriadas de baldíos, enormes y muy dignos edificios; múltiples por cierto.

Producto de los últimos gobiernos neoliberales, tan criticados por el actual presidente de México. El empeño de estos neoliberales era traer a México fábricas y en  fin, empresas maquiladoras para multiplicar los empleos y lograr el crecimiento de nuestra economía. Cosa que al actual presidente le tiene sin cuidado;  no es su prioridad.

  México en aquellos últimos sexenios fue parte obligada de los gobiernos neoliberales, reitero, hoy  tan criticados hoy por el presidente Obrador.

Miles de familias hoy, tiñen un empleo naturalmente muy superior a los apoyos que AMLO les está regalando a los pobres de México. Y yo me pregunto si ese será el camino de nuestro País; vivir de las dádivas del gobierno.

Es muy grato ver a miles de jóvenes disfrutando con sus familias el ambiente comercial de la Plaza Río en Tijuana, así su salario de las maquiladoras solo les dé para comprar una torta o un refresco.

Ml veces e ver esta realidad que ver que alguien espera mes a mes su ayuda del gobierno, naturalmente por justo que esto sea. Criticable no es, pero ese será al país a que aspiramos; me pregunto.

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