Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas / Columna Mexicali

No tengamos miedo

Estamos atravesando una situación nunca antes imaginada. Una cuarentena prolongada ya a casi seis meses, evitando el contagio de Covid-19, que ha cobrado varias vidas siendo la mayor cifra mortal por miedo.  

Estamos atravesando una situación nunca antes imaginada. Una cuarentena prolongada ya a casi seis meses, evitando el contagio de Covid-19, que ha cobrado varias vidas siendo la mayor cifra mortal por miedo.

Así es; muchas personas se encuentran en pánico, lo que lejos de ayudar a su salud la complican, ya que el miedo baja las defensas, se tiene mayor riesgo del contagio, y se provocan enfermedades del corazón, estrés, depresión. Enterarnos con frecuencia de amigos y parientes que fallecen y no saber cuándo terminará esto, nos llena de incertidumbre y desesperanza.

Pero dejarse llevar por el miedo no es buena idea. Conozco personas que no salen ni a la puerta, tampoco aceptan visitas, por la noche no pueden dormir por miedo a contagiarse.

He observado que la gente que tiene más miedo es la que confía más en los hombres que en Dios. Se olvidan que en situaciones como ésta, solo Dios con su infinito amor puede ayudarnos, está a nuestro lado y nos conforta. Solo es necesario que confiemos. Cuando lo hacemos, el miedo desaparece, porque al dejar todo en sus manos, sabemos que lo que venga será lo mejor. Y cuando esto sucede, nuestra actitud cambia. Dejamos de renegar por el encierro y empezamos a agradecer el estar en casa. ¡Si ¡porque si estoy en ella, quiere decir que no estoy como muchos, en un hospital enfermo, aislado de mi familia, sin tener la seguridad de volver a casa.

Así que lo menos que podemos hacer es, después de agradecer, disfrutar la vida, ver con otros ojos la situación que estamos viviendo y sacar una lección de ella.

El miedo paraliza, nos impide ver más allá de nosotros mismos, nos hace ciegos a las necesidades del otro, nos hace más egoístas, pensando en que somos los únicos que estamos sufriendo… ¿pero lo estamos?

Si estamos en familia y hay desánimo, seamos esa chispa que prende la alegría, el buen humor, la empatía con los niños, ¡ellos también sufren el encierro… ¿Dónde está la mamá o el papá que inventa juegos? La que con inteligencia aprovecha para conocer mejor a sus hijos adolescentes, saber qué piensan, ayudarlos a superar conflictos, etc., ¡No podemos decir que no tenemos tiempo, ahora que nos sobra!

No hay duda que las cosas suceden por algo. Con esta pandemia Dios nos está dando la oportunidad de crecer en el amor, en empatía con los demás, en generosidad y solidaridad. Al estar en casa las 24 horas, podemos crecer en la paciencia con los hijos, en tolerancia con el cónyuge, en la fe, el amor y la confianza en Dios. Pero si estamos paralizados por el miedo, nos perdemos de aceptar la vida y disfrutarla, esta vida que aún en la tribulación es tan hermosa.

Es momento de transformar el hogar en un lugar maravilloso en el que todos quieran estar, un lugar de paz y no de guerra, de abrazos, no de distanciamiento, y en el que cada mañana despertemos agradecidos con Dios por una nueva oportunidad de amarlo y servirlo en cada uno de nuestros hermanos.

¡Mujer Mexicana forja tu Patria!

* La autora es consejera familiar.

En esta nota