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Moralmente derrotados

Me parece peligroso que el presidente Andrés Manuel López Obrador descalifique a los que pensamos diferente, encuentro ausente de toda ética su dicho: “Nuestros adversarios están moralmente derrotados”.

Somos lo que hacemos



Me parece peligroso que el presidente Andrés Manuel López Obrador descalifique a los que pensamos diferente, encuentro ausente de toda ética su dicho: “Nuestros adversarios están moralmente derrotados”, el holgado triunfo electoral no da lugar a revisión ética alguna, claro para alguien que cree tan poco en la democracia, su dicho tiene el trasfondo de confundir el mandato popular con la valoración moral de los derrotados.

Si el presidente encuentra en los gobiernos anteriores a los responsables del derroche de recursos públicos y si de verdad hará del combate a la corrupción la madre de todas las batallas, hago votos porque empiece en nuestro estado, material en la saliente administración del gobernador Vega de Lamadrid sobra, entonces lo conducente es que los organismos encargados de investigar procedan, investiguen y litiguen; ya ha pasado un año y con la excepción de Rosario Robles, nadie ni se quiera de bajo nivel ha sido involucrado en acción legal alguna.

Durante su campaña López Obrador hizo mofa de sus dos principales oponentes, lo hizo bien y fue claramente parte del diseño de una exitosa campaña electoral, hoy, como jefe del estado mexicano seguir llamando a la división sólo provocará mayores enconos entre la población pudiendo dar pie a la agitación social que nada bueno producirá en caso de que alguien en lo particular decida cobrarse por cuenta propia cualquier agravio escondido en contra de conservadores, panistas, empresarios, fifis, y demás grupos que Andrés Manuel decida configurar como enemigo de la cuarta T. El absurdo fue hace unos días al referirse al grupo de vándalos que provocaron pérdidas millonarias por sus ataques a edificios y oficinas como un grupo ligado a los conservadores.

La semana anterior referí la enorme deuda que muchos de los que tenemos la fortuna de contar con recursos de mediana importancia tenemos con nuestros país, por ello, porque de verdad este país demanda urgentemente la sensibilidad social de un gobierno para con los que menos tienen, eso lo último que requiere es atacar a los creadores de riqueza de este país, a la clase empresarial; el tema es particularmente simple, si hay empresarios corruptos que sean debidamente castigados, como también deben serlo los funcionarios públicos que así lo requieran, precisamente por ello es injustificable la defensa a priori que el presidente López Obrador ha hecho de Manuel Bartlett diciendo que somos los conservadores los que lo cuestionamos importándole un bledo haber sido él, quien en uno de sus libros publicados lo acusó de desviar recursos de Tabasco.

Hace unos días me reuní con el gobernador electo Jaime Bonilla, fue una buena reunión de trabajo para tratar temas relacionados con la agenda anticorrupción en nuestro estado; no fue sino hasta el final de la misma en la que le mencione a la Coparmex para que su reacción fuera airada, para que lo cordial de nuestro encuentro se convirtiera en el desencuentro de frases como las esgrimidas por el presidente López Obrador, para dar paso al argumento absolutista que divide y descalifica sin aceptar diferencias al afirmar “los hicimos polvo”

La construcción de un mejor estado demanda dejar atrás el discurso maniqueísta y que a partir del reconocimiento de nuestras diferencias trabajemos en las coincidencias que valen la pena, no dejar atrás el discurso que descalifica per se terminará haciendo más grandes nuestras diferencias con ello los grandes perdedores seremos todos.



*El autor es empresario, ex dirigente de la Coparmex Mexicali.

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