Mi tristeza
Con toda la sentimentalidad que pudiera contener este título, no lo puedo evitar.
Con toda la sentimentalidad que pudiera contener este título, no lo puedo evitar. El reclamo permanente del presidente Andrés Manuel López Obrador a España por todo el “daño” que causaron los españoleas a México en los tiempos de la conquista. Que la historia nos sirva de motivo increíblemente absurdo. En estas condiciones también los españoles deberían pedir a los árabes perdón por la destrucción que hicieron en España en los tiempos de la conquista árabe en la península Ibérica y que Francia le pida exija a los alemanes por la destrucción que provocaron en la segunda guerra mundial. Así, los países de la tierra deberían exigir perdón a sus conquistadores; sería el cuento de nunca acabar. La historia solo es historia en donde siempre los más poderosos; los más avanzados, por ley natural se imponen. En todo caso, México debería destruir todas las catedrales extraordinarias que los españoles nos dejaron incluida la catedral del zócalo, la de Guadalajara, la de Zacatecas y tantas catedrales más que son parte central del orgullo nacional y con regular frecuencia espacio de tractivo turístico y nacional; como lo es el palacio nacional en donde Andrés Manuel López Obrador, vive hoy. ¿Te das cuenta, paciente lector; fanático de Morena, reclamando al rey de España hoy, que por lo menos pida disculpas a México por sus atropellos? No puedo evitar la tristeza que me produjo una multitud de peruanos, fanatizados destruyendo toda huella española en el Perú, incluso tirando la estatua o el monumento de Cristóbal Colon. Nosotros deberíamos destruir el Castillo de Chapultepec, la ciudad de Zacatecas o las maravillas de Tasco. Me pregunto: ¿Por qué no destruimos todo esto que nos dejaron los españoles? No, si el fanatismo fluye; contamina.
Deberíamos. ¿Deberíamos?, no, debería, - en singular-. el gobierno español pedirle perdón al presidente Obrador por sus atropellos a México. El pueblo de México se encuentra muy distante de esta ocurrencia; de esta puntada. Y, al mismo tiempo, que el gobierno de España le pida perdón a los mexicanos porque nos dejaron rostros como el de María Félix, Rita Macedo, Elsa Aguirre, Flor Silvestre, Dolores del Rio, Silvia Pinal y tanos bellos rostros que explota Televisa en sus telenovelas. Y algo muy importante: que los malvados españoles le pidan perdón a Andrés Manuel López Obrador, porque nos han dejado; maldita sea la cosa, ha de decir el presidente, el español, ese enorme idioma universal, posiblemente el más completo del orbe. Y, naturalmente, con este prolífico idioma nos ha quedado un Octavio Paz, una Juana Inés de la Cruz, un Juan Rulfo, un Agustín Yáñez. Y no sé si usted gusta que le sigamos. Claro, yo sé que a los morenitos le cae como anillo al dedo este reclamo del presidente. Los liderazgos son capaces de esto y más. No olvidemos lo que apunte al principio: por el discurso de sus nuevos políticos en el poder, están derruyendo en el Perú, Bolivia y Ecuador todo lo que huele a español. ¿Te das cuenta del fanatismo? Y finalmente; algo importantísimo: los gobiernos neoliberales de México; los mil veces criticados por Obrador, construyeron en la década de los sesenta el enorme, extraordinario y de no menos belleza en su arquitectura y diseño el Museo de Antropología. En este documento histórico los gobiernos de México rescatan lo más grandioso de nuestra civilización precolombina. Con este museo; México se cobra con creses todos los posible mil atropellos que los españoles pudieran haber causado a México. Así de simpe es la cosa.
* El autor es profesor Emérito por la Facultad de Arquitectura de la UABC, Creador Emérito por el ICBC y artista plástico.
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