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México sin fiestas y en caos 

En un mes en el que cada año celebramos con alegría la independencia de nuestra amada Patria, este 2020, dados los trágicos acontecimientos ocurridos en Chihuahua, algo tan espantoso e inimaginable  con  graves consecuencias políticas, sociales y económicas, aunado el  desgobierno, el descontrol, el desorden, la improvisación, la incapacidad, la irresponsabilidad e indolencia, de López y su gabinete,  nos lleva a solidarizarnos en el dolor que vive  nuestro amado país, en el peor caos de su historia.   

En un mes en el que cada año celebramos con alegría la independencia de nuestra amada Patria, este 2020, dados los trágicos acontecimientos ocurridos en Chihuahua, algo tan espantoso e inimaginable con graves consecuencias políticas, sociales y económicas, aunado el desgobierno, el descontrol, el desorden, la improvisación, la incapacidad, la irresponsabilidad e indolencia, de López y su gabinete, nos lleva a solidarizarnos en el dolor que vive nuestro amado país, en el peor caos de su historia.

Nunca imaginamos ni podemos entender como el Jefe del Estado Mexicano, haya enviado a la Guardia Nacional, para con balas de verdad, agredir por la espalda a ciudadanos desarmados; una pareja de chihuahuenses Jessi y Jaime, por participar pacíficamente en una manifestación defendiendo el agua, líquido vital para el riego de sus parcelas. Campesinos jóvenes que nunca imaginaron que luchar por su tierra, le costaría a ella la vida, y a él quedar herido al borde de la muerte, dejando en la orfandad a cinco pequeños. ¿Cómo reaccionó López ante este asesinato? Minimizándolo, y politizando el conflicto, simplificándolo, buscando como siempre, dividir y polarizar al país.

Pero aquí no se trata de conflictos partidistas como López pretende creamos. Solo quienes vivimos en el desierto como el Estado de Chihuahua, entendemos la gravedad de la crisis del agua, la sequía y el despojo. Es muy fácil desde el centro del país y tras un escritorio, pensar que el agua va a llegar y no hace falta defenderla. En Chihuahua llueve poco, y el agua es de vida o muerte, por lo que el hecho de que López politice el asunto, resulta verdaderamente perverso. Nadie arriesga su vida, su familia, su tranquilidad, para participar en conflictos políticos sin sentido. El agua no es política; el agua es vida, es producción y un derecho humano fundamental. Los chihuahuenses que luchan por salvar el agua, lo hacen convencidos de que ésta lucha es necesaria. Acusarlos de lo contrario, es un insulto a su inteligencia. El agua es el medio básico para la producción agrícola, y la defensa de empleo de miles de jornaleros y sus familias que sin agua quedan sin fuente de ingresos.

La alcaldesa de Chihuahua, Maru Campos le dice valientemente a López Obrador en un video lo siguiente:

“Señor Presidente, ¡Basta de dividir al país con mentiras, con cuentos de buenos y malos, basta de poner a la Guardia Nacional en contra de los mexicanos urge un diálogo serio, de frente, sin violencia! En Chihuahua, estamos unidos y nos mueve el profundo amor a nuestra querida tierra. Esta lucha es de todos, no es como usted dice de unos cuantos, ni de los “privilegiados”. Es la lucha de miles de productores de la región que, por generaciones enteras, han labrado y cuidado la tierra con sus manos a costa de mucho sacrificio y mucho dolor.”

Este y otros acontecimientos violentos en Chiapas, Michoacán, y Guerrero, nos impiden celebrar este año las Fiestas Patrias; pero también nos hacen conscientes de nuestro deber ciudadano: Defender hasta con la vida a México de la destrucción que López Obrador hace cada día desde que para desgracia nuestra, llegó a la Presidencia.

* La autora es consejera familiar.

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