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México ¿Un País de convicciones?

Si le preguntáramos al INEGI, institución que se dedica a censar a todos los mexicanos….

Si le preguntáramos al INEGI, institución que se dedica a censar a todos los mexicanos…. ¿Qué porcentaje de católicos y cristianos somos en México? Seguramente entre ambos, llegamos si bien nos va, a un 70%.

Pero, ¿lo somos realmente? Muchos dicen ser católicos, porque saben que de niños fueron bautizados, o por tradición, porque sus padres lo fueron, son aquellos que pocas veces acuden a la iglesia, si acaso en alguna celebración especial como boda, funeral, etc.

¿Quiénes somos realmente católicos o cristianos? Quienes tratamos de vivir las enseñanzas de Jesús, plasmadas en los Evangelios, nos comprometemos en algún servicio dentro de la Iglesia, buscando un bien espiritual o material para nuestros hermanos y tratamos de formarnos para acrecentar nuestra fe y amor a Dios y al prójimo. El porcentaje de ese 70% manifestado católico auténtico y comprometido, es si acaso de un 10 a 15 por ciento.

De aquí la razón por la cual en México, tenemos un Presidente y mayoría en el poder Legislativo, a un partido con bases anti-cristianas, totalmente contra la vida, la familia natural y la libertad religiosa, -Morena-, que además está adherido al Foro de Sao Paulo.

Este Foro según su página en internet, es una organización de partidos de izquierda impulsada en 1990, por Lula da Silva y Fidel Castro, con un plan específico: Extender el comunismo y los postulados del Nuevo Orden Mundial, que consisten en aborto, ideología de género, homosexualismo y feminismo radical, especialmente destruir la religión y la familia natural, financiado por organismos internacionales con recursos ilimitados.

¿Cuáles son, los países más vulnerables? Sin duda los más pobres, no solo en lo económico, sino en conocimientos, los más ignorantes, aquellos cuyos “valores”, son los aprendidos en la televisión en programas basura, que resultan cada vez más vulgares en palabras y en actitudes, con una irrealidad individualista y egoísta donde todo se vale. Si a esto le agregamos la baja calidad educativa en las escuelas, ¿Cómo los niños y jóvenes van a adquirir un criterio recto y verdadero basado en el respeto, la generosidad, la honestidad, la fidelidad, el sentido del deber… todos esos valores hoy ausentes en los medios y en nuestra sociedad?

Ante ésta realidad dolorosa, la pregunta es: ¿Qué estamos haciendo quienes tuvimos el privilegio y la oportunidad de formarnos con bases sólidas? No podemos excusarnos culpando a los gobiernos; la responsabilidad como sociedad también es nuestra. Y es a nosotros, que profesamos una fe, y decimos amar a Dios, que Jesús nos interpela: ¿Cómo dices amar a Dios a quien no ves, si no amas a tu hermano a quien ves? Porque amar ante todo es servir.

Esta pandemia es una prueba para demostrar con hechos concretos, quienes somos auténticos cristianos, comprometidos y dispuestos a poner nuestra parte para mejorar nuestro mundo. La oportunidad de ayudar a otros a salir de la ignorancia, a valorar sus vidas como seres humanos, como hijos de Dios.

Porque ser cristianos o católicos de nombre no cuenta, no lo quiere Dios, no convence a nadie, no tiene valor. Llegó el momento del compromiso auténtico y radical: por Dios y por nuestra amada Patria.

* La autora es consejera familiar.

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