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Mexicali y sus peculiaridades

Toda ciudad es parecida a otras y toda urbe tiene sus propias peculiaridades, sus características esenciales que la hacen única. 

Toda ciudad es parecida a otras y toda urbe tiene sus propias peculiaridades, sus características esenciales que la hacen única. En el caso de Mexicali aquí expondré algunas de esas situaciones propias de la ciudad capital de Baja California:

Lluvia. De todos los fenómenos naturales, la lluvia es el que los mexicalenses más resienten. La lluvia –aunque sean dos gotas- paraliza a la ciudad, la vuelve un lago fangoso, una superficie chiclosa de la que nadie escapa. El cachanilla puede soportar medio año de calor, pero no aguanta ni un día de lluvia. Los únicos que la agradecen son los que no han lavado su auto en meses (don´t ask).

Migrantes. Los migrantes es una presencia constante en nuestra ciudad. Si en los inicios de nuestra urbe eran los chinos los que más destacaban, representando incluso la mayoría de la población para los años veinte del siglo XX, hoy podemos ver que los migrantes llegan a Mexicali de todos los rumbos del mundo. habría que reconocer que, para el siglo XXI las circunstancias mundiales convierten a Mexicali como un sitio de paso para nuevas corrientes migratorias, como la de los afrodescendientes (provenientes de África, del Congo, y del Caribe, de Haiti), que llegan a nuestra ciudad por las mismas razones que los migrantes del siglo anterior: en búsqueda de mejores condiciones de vida. Lo bueno es que Mexicali, a pesar de sus crisis económicas recientes y las alzas de impuestos, es una sociedad que sigue recibiendo en su seno a todos los que a nuestra urbe llegan, de ahí que podemos decir que el amor lo puede todo y para ejemplo tenemos a la mexicalense Laura Jazmín Hernández Canal y el congoleño Nesly Edouardo, primera pareja nacida de la migración masiva de africanos a nuestra entidad. Hoy, es mejor apreciar el fenómeno migratorio como parte indispensable del desarrollo de Mexicali como sociedad inclusiva, abierta a gente venida de todas partes del mundo. Porque en Mexicali todos cabemos sabiéndonos acomodar. ¿A poco no?

Misiones. Para fortuna de los indios nativos, la región desértica que hoy es Mexicali no tuvo misiones durante la época de la Nueva España. Las misiones más cercanas fueron construidas hacia 1780 en lo que hoy es la ciudad de Yuma, Arizona, por los padres franciscanos y fueron resguardadas por el ejército novohispano. Pero en julio de 1781, Olleyquotequiebe, el jefe yuma nacido en lo que hoy es el valle de Mexicali y conocido por los españoles como Salvador Palma, encabezó una rebelión contra los misioneros, colonos y soldados occidentales matando a todos los misioneros y oficiales, y tomando prisioneros un centenar de colonos y soldados. Con esta victoria indígena, la nación yuma volvió a recuperar su independencia, que no perdió sino hasta la llegada del ejército estadounidense setenta años más tarde. Gracias a este triunfo de los nativos sobre sus opresores, los indios yuma y cucapá no tuvieron que soportar las vejaciones que sufrieron otras tribus indias en el resto de Baja California, incluyendo abusos sexuales, trabajos forzados, torturas y esclavitud. En cierta forma, Mexicali es la única región sin pasado misional pero rica en historias de indios belicosos, independientes, orgullosos de su propia autonomía. Como Olleyquotequiebe, nuestro primer héroe nativo, un verdadero precursor de la independencia de México.

Perplejidades mexicalenses. Que Pueblo Nuevo sea la colonia más vieja de la ciudad. Que siempre haya hecho más calor ayer que ahora. Que preferimos ir en auto a todas partes aunque nuestro destino esté apenas a una cuadra de distancia. Que incluso en pleno verano nos guste comer carne asada. Que nunca nos quejemos del calor cuando estén presentes visitantes de climas más benignos.

Personajes importantes. Podríamos nombrar a decenas de mexicalenses, desde Enriqueta Basilio, la primera mujer atleta a nivel mundial que encendió el pebetero en la inauguración de unos juegos olímpicos, como sucedió con Enriqueta en la ciudad de México en 1968, hasta Lupita Jones, la primera mexicalense en ser la ganadora del título de Miss Universo en 1991. Pero yo creo que todos los mexicalenses son personas importantes para nuestra ciudad, personas como tú y tú y tú y tú. Todos nosotros. Ya sea el que hace bien su trabajo, el que aprende cosas nuevas, el que busca seguir adelante, el que no se da por vencido. Porque entre todos ponemos en pie a Mexicali día con día. Porque todos hacemos que valga la pena llamarse cachanilla.







* El autor es escritor, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua.

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