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Médicos… ¿por vocación?

Esta semana celebramos como cada año, el día del médico. Un día para recordar, agradecer y valorar esta noble profesión.

Esta semana celebramos como cada año, el día del médico. Un día para recordar, agradecer y valorar esta noble profesión que tristemente vemos como en estos tiempos, se está deshumanizando.

Ser médico, requiere sin duda, tener vocación. Es decir, que lo que te mueve a serlo, sea el deseo profundo de salvar vidas, de aliviar y ganar la batalla a las enfermedades. Es el gusto de ver, como con los tratamientos indicados, tus pacientes van mejorando, así como esa preocupación sincera, -que hasta quita el sueño-, si el paciente no mejora, estudiar las causas, intentar otros tratamientos, etc. Requiere también estar disponible las 24 horas para cualquier emergencia. ¿Saben por qué? Porque este trabajo no es como cualquiera, no son negocios que si no salen, se pierde dinero, que puede reponerse. Cuando el médico hace mal su trabajo, provoca se pierda la calidad de vida, o hasta la vida.

Cuando en alguna institución de salud, tenemos la suerte de encontrarnos con algún médico amable, paciente para escucharnos, que nos mira a los ojos, nos alienta, nos explica, salimos con el 50% de alivio, por habernos tratado como lo que somos: personas. Este es un médico con vocación.

Estamos perdiendo esta clase de médicos, unos dada su edad, ya no ejercen; otros por haber terminado su tarea y estar ya, dando cuentas al Médico de médicos, que les confió la salud de miles de sus hijos, habiéndoles dado, los dones necesarios para ello.

Pero también, porque hoy tenemos muy pocos médicos con vocación. El primer interés de la mayoría, no es servir ni aliviar, sino hacerse ricos. Son quienes en la consulta particular, casi le ponen alfombra roja a sus pacientes, tratándolos con toda amabilidad, pero en las instituciones públicas son otros, gruñones, serios, déspotas, ni siquiera voltean a ver al paciente, mucho menos le contestan sus preguntas… ¿Cómo los hacen sentir? Tristes, que no valen, enojados. A nadie nos gusta que nos traten como cualquier cosa, somos personas.

Conozco a un maestro que desde hace más de 40 años, ha dado clases a los muchachos que inician esta profesión. Y él me comenta que en cada grupo, cada vez hay menos jóvenes en quienes descubre, no solo el interés económico, sino la pasión por estudiar, saber más, para lograr ser excelentes médicos. La mayoría se conforman con pasar de panzazo, sin echarle ganas. ¿Qué clase de médicos serán, si desde su inicio no se esfuerzan para adquirir los conocimiento básicos para ejercer una profesión de tanta responsabilidad?.

Es tan común la respuesta de muchos estudiantes al preguntarles. ¿Por qué quieres ser médico? Para ser cirujano plástico. ¿Por vocación? No, por interés. Actualmente muchos, sobre todo mujeres, creen que valen solo por su apariencia y el tamaño de sus atributos externos. La profesión médica se desvirtúa, cuando se toma, solo como un medio para hacerse millonario, pero sin realizarse, siendo infeliz.

La verdadera felicidad se encuentra en la carita del niño sano, la sonrisa del viejito tomado en cuenta, de la mamá que abraza a su recién nacido, en ese “Gracias doctor, que Dios lo bendiga siempre”.



* La autora es consejera familiar.

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