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Los gobiernos fallidos de Morena

Dentro de poco se van a cumplir dos años de que el Partido de Regeneración Nacional (Morena) desplazó al PAN del gobierno en Baja California, el cual se mantuvo de manera intermitente durante largos treinta años en la gubernatura. Dadas las características del triunfo y del movimiento obradorista, se esperaban grandes cambios en breve tiempo.

Dentro de poco se van a cumplir dos años de que el Partido de Regeneración Nacional (Morena) desplazó al PAN del gobierno en Baja California, el cual se mantuvo de manera intermitente durante largos treinta años en la gubernatura. Dadas las características del triunfo y del movimiento obradorista, se esperaban grandes cambios en breve tiempo.

Pero hasta ahora no ha sucedido así. El triunfo de Morena en la gubernatura del estado, en los cinco municipios y la mayoría en el congreso local, es decir, en todos los espacios de gobierno, no se ha traducido en un salto importante en la entidad. Su gobierno bien puede ser considerado como un “gobierno fallido”. Veamos algunos ejemplos.

De los cinco alcaldes que tiene Morena, cuatro de ellos se han desempeñado en medio de múltiples cuestionamientos y problemas internos, mostrando una gran inestabilidad política y bajos niveles de institucionalización, para no hablar de su ineficiencia frente a los problemas sociales y urbanos de los municipios.

Los alcaldes de Tijuana y Tecate se han mantenido casi en una crisis permanente por los enfrentamientos que ha tenido el gobernador con ellos (y al revés). Nunca antes se había visto que un gobernador acosara y hostilizara ferozmente a los presidentes municipales, por más diferencias que tuviera con ellos. El resultado es que los ha “descarrilado” y entorpecido en sus funciones.

En Playas de Rosarito la relación ha sido más tersa, pero eso no ha evitado que Aracely Browm gobierne en un estado de crisis política permanente, con un discurso áspero y confrontativo con sus oponentes y con las diversas corrientes internas de Morena que se baten en “grillas” constantes por el poder local.

En Ensenada igual, con la diferencia de que ahí el alcalde ha hecho de su gestión una gran oportunidad para hacer campaña por la gubernatura desde el primer momento que llegó a su puesto. Ha invertido muchos recursos en ello, apoyado por el gobernador, mientras el puerto está asolado por graves problemas de inseguridad y rezagos urbanos.

La alcaldesa de Mexicali, Marina del Pilar, es la única que se salva un poco por su estilo más gerencial de gobernar, apegada a las técnicas del manual administrativo, pero no tiene sustancia social y política. Ya la eligieron como candidata a gobernadora, pero Marina está muy lejos ideológicamente del obradorismo o de una nueva perspectiva de gobernar. Los de Morena ni se inmutan.

El hecho es que de estos cinco alcaldes de Morena, sólo uno o dos podrían reelegirse en su cargo, como es el caso de Ensenada y Playas de Rosarito, pero a estas alturas ya ninguno está seguro por el nivel de conflictividad en que se está dando el proceso de selección de candidatos de Morena.

Si de los alcaldes pasamos al congreso, la situación es terrible pues los diputados locales se han dedicado a seguir las órdenes del gobernador, mostrando una gran inexperiencia legislativa y política, así como una reducida disposición a dignificar el papel de poder legislativo local. Varios no podrán reelegirse.

¿Qué le pasó al gobierno de Morena en BC? La respuesta es relativamente simple, aunque cueste mucho trabajo aceptarla. El empeño en cambiar el periodo de gobierno de parte de Bonilla trastocó todos sus planes e introdujo una variable de inestabilidad y falta de acuerdos básicos para llevar a cabo un gobierno de dos años.

Pero después de eso, el factor preponderante para explicar este balance tan precario ha sido la falta de directriz política y gubernamental por parte del gobernador y del grupo que tomó las riendas del gobierno en el estado. Enseguida hay que anotar la falta de un proyecto de gobierno específico para Baja California, no esa generalidad que es la 4T.

Otro factor ha sido la falta de unidad de Morena, y su imposibilidad (estructural) para conjugar en su seno al viejo priismo, a los tránsfugas del panismo, a los arribistas e incondicionales de los jefes del poder, mientras dejan fuera a los miembros de Morena y los verdaderos simpatizantes de AMLO.

La otra razón de fondo, y que puede aplicarse a nivel nacional, es que para gobernar no se puede dividir la sociedad en dos bandos: los ricos o privilegiados por un lado y los pobres por el otro. La sociedad no funciona así. Gobernar a favor de los pobres no justifica el autoritarismo, la división y la polarización política e ideológica, pro tampoco la ineficacia de Morena y Bonilla en particular.

Sin embargo, a pesar de este triste panorama, Morena puede ganar la próxima elección basado en esa estructura que está formando a través de regalar despensas y brindar ayuda por medio de varios programas, pero no porque represente realmente una nueva alternativa de gobierno, diferente a los otros partidos que también mal han gobernado.

*-El autor es analista político.

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