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Los contrapesos

Pocas son las instituciones libres que han asumido el importantísimo rol de ser contrapeso al gobierno.

Pocas son las instituciones libres que han asumido el importantísimo rol de ser contrapeso al gobierno. No olvidemos que la democracia es imperfecta y precisamente el hecho de que muchos actores pueden participar la convierte en el modelo más incluyente y menos injusto de todos aún con sus retos e imperfecciones.



Ser contrapeso no significa ser oposición ni enemigo del gobierno, ¡al contrario!, es precisamente por amor a lo justo y a lo bueno que el verdadero contrapeso funciona como un “amigo incómodo” para quienes están en la administración pública en turno pero que a la democracia le conviene ante las tentaciones naturales que la acompañan como la perpetuación del poder, el abuso, la corrupción o la censura.



Ser contrapeso es lo más institucional que puede haber, por eso existe la separación de poderes representado en las Cámaras o Parlamentos y en los Juzgados o las Cortes. Contener, limitar y acotar al poder público es una actividad noble y no significa entorpecer el camino sino allanarlo para que sea más libre, más justo, más equilibrado.



Ante la aplanadora de Morena y el poder prácticamente absoluto que resultó de la última elección, resulta indispensable el rol de los contrapesos por salud de la democracia y por el bien de todos los mexicanos.



Varios son los actores que se necesitan para ser verdaderos contrapesos; la prensa es uno de ellos pues garantiza la libertad de expresión como mecanismo para exponer y plantear ideas, otro de los actores es el sector productivo organizado pues garantizan el libre ejercicio de la propiedad privada y la libertad para emprender.



Hoy, como hace muchos años no se vivía en México, los contrapesos se ven amenazados por el poder público y por lo que este representa: dinero, armas, leyes y una horda de lambiscones justificando todos estos abusos al amparo del hueso, el contrato, la posición, la candidatura. Los peores son los que se quedan callados, las veletas que cambian de amigos cuando cambia el gobierno, los que dejan pasar, los que solo murmuran.



Los recientes intentos de censura a la prensa y al sector empresarial organizado no son mas que síntomas del poder absoluto, de ese que absolutamente todo lo corrompe y si no hacemos algo al respecto, si no elevamos el tono, vamos a lamentar como muchas cosas que ya estamos lamentando.



En Baja California no le duró ni el mes a la 4T; el hambre de poder y el bajísimo nivel de algunos funcionarios mancharon desde temprano el triunfo contundente de Jaime Bonilla y hoy la única opción que tienen es la conducción impecable, la comunicación precisa, la transparencia y la rendición de cuentas. Lo combinación de contrapesos y de “purgas”, al margen del escándalo que pudieran ocasionar, no son tan mala combinación para tener un mejor gobierno y una sociedad más activa. Al tiempo.





* El autor es Director de Testa Marketing, investigación de mercados.

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