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La recesión

La economía capitalista mundial se rige por ciclos económicos, los cuales varían de país en país y de tiempo en tiempo.

La economía capitalista mundial se rige por ciclos económicos, los cuales varían de país en país y de tiempo en tiempo. En los países altamente desarrollados los ciclos de prosperidad suelen ser más largos, mientras que su recuperación de la fase crítica se da muy rápido, obviamente, no sucede lo mismo en economías emergentes o de poco crecimiento económico. Los ciclos críticos más prolongados, se presentan en países en vías de desarrollo. El ciclo económico es una serie de fases por las que pasa la economía y que suceden en orden hasta llegar a la fase final en la que el ciclo económico comienza de nuevo. Cada ciclo pasa por periodos de recesión y periodos de expansión. Es en los periodos de contracción cuando se desatan las crisis económicas. Hoy en día, en nuestro país, estamos transitando por una etapa crítica ya que hace unos días el INEGI dio a conocer que en el cuarto trimestre del año pasado la economía mexicana tuvo un leve retroceso de 0.1 por ciento respecto al tercer trimestre, incluso en el trimestre anterior, se había presentado ya un descenso de 0.4 por ciento. Es decir, llevamos ya dos trimestres en los cuales la economía mexicana no crece e incluso camina levemente en reversa. Esta situación caótica de la economía mexicana es calificada por los teóricos de la ciencia económica como “recesión”.

El Banco de México para este año, estimó un crecimiento de 2.8 por ciento en promedio para el PIB de este año. Lo más probable es que los pronósticos de hoy tengan un importante ajuste a la baja, que coloque esa cifra entre 2.2 y 2.3 por ciento, no sólo por el estancamiento de los últimos meses del año pasado, sino también por el hecho de que el arranque de este año ha estado influido negativamente por los efectos del COVID. Si la economía no hubiera arrancado tan débil este año tendríamos más posibilidades de recuperarnos, e incluso disminuir los efectos de la pandemia. Más allá de las perspectivas y escenarios catastróficos, el problema de México es la imposibilidad de hacer crecer la economía por las disposiciones incorrectas de política económica, decisiones que están llevando al presupuesto a ser un “barril sin fondo”, pensando que con “dádivas” se puede sacar al país adelante de la “pobreza extrema y la marginalidad”.

El tema clave, como en cualquier economía del mundo, es la inversión. Si no hay un crecimiento permanente de ésta, la economía mexicana tampoco podrá crecer de modo sostenido. El aumento del 5 por ciento en el PIB que se observó en 2021, se explica en gran medida por el aumento del consumo y no tanto por el de la inversión. El gobierno necesita recobrar la confianza de los inversionistas, porque solo con inversión productiva se puede aspirar a tener un crecimiento continuo, de no hacerlo estaremos postergando el progreso y bienestar de nuestras familias. A pesar de ello, tenemos buenas noticias, ya que el petróleo ha subido de precio en los mercados internacionales y eso significa mayores ingresos para el gobierno y el fortalecimiento de las finanzas públicas. Otro dato interesante que acaba de publicar el INEGI es la cifra récord de 51,594 millones de dólares que han arribado e impulsado la creación de empleos en el país. Dentro del entorno desmoralizante que provoca en la sociedad las secuelas del COVID es una buena noticia, solo esperamos que estos ingresos que percibe la sociedad sean bien invertidos y no solo se utilicen para el consumo inmediato. A pesar de lo anterior, el presidente López Obrador ve con optimismo y descarta una “recesión técnica” y prevé que el PIB de México crezca 5% en 2022. Ese optimismo exacerbado, que exterioriza el presidente, deseamos, no sea, una estrategia para desviar la atención. Sin duda, estas dos noticias contribuyen un poco a aminorar la incertidumbre. Sin embargo, esperamos que esta situación no se agrave como en antaño, cuando gobernaron este país los herederos de la “Revolución Mexicana”, que administraron el país con un populismo desmedido, pero que también, fueron un lastre que dejó sumido al país, envuelto en una crisis que ha afectado todavía la vida de millones de mexicanos que vieron esfumados sus ahorros de la noche a la mañana con devaluaciones, inflación, déficit presupuestal y deuda externa.

*- El autor es economista egresado de la UABC.

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