La amenaza de los urbanitos
Hace unos 40 años que escribí por primera vez sobre este tema. Me refiero a la gente de la ciudad que ocasionalmente sale al campo.
Hace unos 40 años que escribí por primera vez sobre este tema. Me refiero a la gente de la ciudad que ocasionalmente sale al campo. En el caso del desierto, en verano subimos a la sierra para huir del calor; en invierno subimos la nieve. El domingo pasado conté como vivimos la nevada del 27 de enero de 1962 y dije, nunca vimos otro carro. Los tiempos cambian. La pasada nevada de fin de mes fue también fin de semana, y cientos de carros salieron a Laguna de Hanson a disfrutar el helado paisaje. Desafortunadamente, no hubo disfrute, pues muchos, quizá cientos de carros, nunca llegaron a su destino, y lo peor, es que se quedaron varados en el trayecto.
La Crónica lo reportó, así como Julio López Morales de “La Otra Baja”, en FB. Como nosotros de bachilleres, sin pensarlo y como andábamos vestidos, salieron a la sierra, ¡pero en carros “banqueteros” o sin doble tracción! Después de nevar, el agua del derretimiento deja los caminos intransitables, excepto donde hay piedra. Se vuelven tan resbaladizos que hasta los 4X4 patinan y se deslizan hacia la cuneta. Cientos de ellos sufrieron esa suerte. Bastaba con uno sólo atravesado a medio camino para detener una caravana, pero fueron cientos los inmovilizados.
Hace 40 años me quejaba de la basura e impacto ambiental que dejaban los urbanitos, hoy comento la destrucción de los caminos ablandados por el agua de la nieve. Por fortuna para los varados, no volvió a nevar, porque pasar una noche en esas condiciones pudiera resultar fatal, lo cual resultó para un paseante que fue muerto en un ataque por desconocidos en medio de la sierra. Está bien ir por asfalto a ver y gozar la nieve, pero adentrarse en caminos sin pavimento conlleva un riesgo. Aún en La Salada en donde no nevó, una camioneta de americanos quedó atascada en el vaso salitroso de esta laguna seca. El salitre absorbe humedad y se vuelve “chicloso” y hasta los vehículos doble tracción se atascan.
Debemos aprender de esta lección. Al nevar, debe cerrarse la entrada hacia el Parque Nacional Constitución desde La Rumorosa a todo carro que no vaya a casa de campo o rancho propio. Es mucho más fácil hacerlo de esa manera que atender a tanto carro varado. El Parque está cerrado, pero la gente va de todas maneras. El camino no puede cerrarse definitivamente porque es una ruta alterna a Ensenada, vía Valle de Ojos Negros, B.C. Pero el rato muy amargo que pasaron cientos de paseantes el fin de mes, no es lo único que lamentar. La condición en que dejaron ese camino será casi intransitable al secarse el lodo.
Y tampoco puede arreglarse ya, pues seguro seguirá nevando en este inicio de año. La nieve es agua, es vida para la biodiversidad y los amigos rurales que han decidido vivir en despoblado, pero los urbanitos les complicamos la existencia. ¿Quién convocó al mismo destino el mismo día a estos cientos de paseantes?
*- El autor es investigador ambiental.
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