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La Ley Garrote

Varias mesas de comentaristas en torno a la “Ley Garrote” he tenido la oportunidad de ver y escuchar en algunos programas de televisión, sobre todo en Milenio.

Varias mesas de comentaristas en torno a la “Ley Garrote” he tenido la oportunidad de ver y escuchar en algunos programas de televisión, sobre todo en Milenio.

Los comentadores se han rasgado las vestiduras en contra de esta determinación, entre ellos periodistas, abogados y especialistas del tema, sobre la ley aprobada en el estado de Tabasco.

Los panelistas han resultado más papistas que el Papa. Dan pena las abandonadas. La mayoría al unísono se convierten en defensores apasionados de los derechos humanos. Y es posible, no he tenido la oportunidad de escuchar su versión.

Los funcionarios de los Derechos Humanos también están haciendo un escándalo común y usual cuando en México se trata parar con la ley en la mano a secuestradores, la quema de camiones y autos de particulares, el ataque a las vías de comunicación, la toma de carreteras, la quema de documentos y mobiliario de oficinas públicas o privadas, el secuestro de personas que sin deberla son llevadas incluso hasta la muerte. En fin, los delitos de grupos, padillas y sindicatos, como la Coordinadora Nacional del Magisterios, son numerosos y en la mayoría de casos en México.

¡Viva México, "jijos de un"! No pasa nada. Y en estas situaciones abundan los defensores de los derechos humanos. Qué digo abundan, proliferan como las cucarachas.

En dos programas que he visto en estos noticieros nacionales, con abogados, periodistas, académicos y de más, discutiendo acaloradamente el caso de la "Ley Garrote" ya citada.

Nadie en su perorata se refirió con inteligencia, con sabiduría, al mal que causan estos secuestradores, estos transgresores del derecho de terceros en lo más elemental.

Reitero: quema camiones, destrucción de cercos y documentos de oficina públicas, secuestro de carreteras, secuestro de personas, secuestro de comercios etc.

Estos grupos que con la mano en la cintura y a sabiendas de la protección tibia y muy criticable de los gobiernos, tanto de ayer como de hoy, actúan con absoluta impunidad. Estos defensores de los derechos humanos solo hablaron de la libertad de expresión, del derecho a manifestarse, de la garantía constitucional de la libertad de expresión, pero a los secuestradores y maleante no se les tocó ni un pelo” Académicos, periodistas panelistas que todo lo saben pero que eluden por ideología, por quién sabe qué barrunto de prestigio mueve sus mentes.

La impunidad con que se mueven estos secuestradores, estos maleantes, estos grupos que haciendo política se convierten en verdaderos infractores del derecho a terceros. ¿Cuántas leyes más del garrote se requieren en todo el País para que de una vez por todas se pueda someter al orden a tanto favorecido por los políticos mexicanos?

Andrés Manuel, presidente de la República, gozó en su tiempo de estos privilegios.

Todos los estados de la República deberían, a través de sus Congresos, instaurar una ley dura contra secuestradores y otros tantos de los que abundan.

Lo citicable de estos panelistas a los que me he referido no es su afán por defender los derechos a manifestarse, sino no pasar por alto en sus comentarios la impunidad con que se han movido en México estos delincuentes intocables. Es todo.

* El autor es artista plástico.