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Jugador, no espectador

Cuando abiertamente dos partes se enfrentan, se tiene la alternativa entre alejarse y entre participar, algunas veces como mediador y, dependiendo de nuestros intereses, ver como sacar provecho.

Cuando abiertamente dos partes se enfrentan, se tiene la alternativa entre alejarse y entre participar, algunas veces como mediador y, dependiendo de nuestros intereses, ver como sacar provecho. Y no quiero que parezca este comentario como tenebroso o maquiavélico; sólo me concentraré en cuestiones de comercio y economía de lo que puede o no obtener México del enfrentamiento entre Estados Unidos y China.

Comienzo con la mención de que China es la economía emergente líder en el mundo, sí, líder. El crecimiento de la nación asiática en las últimas décadas y la modernización de su economía han producido y continúan produciendo movimientos profundos en el mapa económico y geopolítico mundial. Si queremos estimar una fecha de una especie de parteaguas de esa política, podría mencionar el año 2000 cuando se incorporó a la ahora Organización Mundial de Comercio y para lo que México se opuso constantemente.

Es a partir de este siglo cuando los impactos de China en América Latina -incluyendo a México- empezaron a manifestarse por varias vías. Se transformaron las importaciones desde China y afectaron a las de otros países; se modificaron las exportaciones a países latinoamericanos, y en el caso de México, las que mandábamos a Estados Unidos; los flujos de inversión extranjera directa china, la construcción de infraestructura y los flujos financieros hacia América Latina se ampliaron, aunque no tanto en nuestro país.

Efectos similares fueron ampliando su cobertura con Estados Unidos. China compra y compra bonos del Tesoro estadounidense hasta ser el principal poseedor de los mismos; impactó el consumo norteamericano con sus exportaciones a precios muy competitivos -algunos, se dice, subsidiados- y en una amplia gama de productos; siguió una política para atraer empresas y captar inversionistas, incluidos los estadounidenses que decidieron mover líneas de producción a ese país y, también, el envío de tecnología y ‘know how’ pensando en que en el país asiático se respetarían los derechos de propiedad y secrecía tecnológica. Al paso de los años, las cosas fueron cambiando, las disputas surgieron y la vulnerabilidad norteamericana afloró.

Es por estas y otras razones económicas, empresariales, geográficas y políticas que la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés) recomendó en abril del 2018 que se aplicara un arancel de 25% a mil 300 productos de origen chino por valor de aproximadamente 50 mil millones de dólares anuales. Las tarifas recomendadas fueron desde medicamentos, productos de acero, semiconductores, baterías, maquinaria agrícola, textiles y refrigeradores, hasta hornos de panadería, neumáticos, extinguidores de fuego, robots industriales y autos. A partir de entonces las fricciones entre Estados Unidos y China van en aumento, a veces con signos de entendimiento pero en la más de las ocasiones con amenazas y contra represalias entre ambas potencias.

Y aquí puede aparecer México como beneficiario. Nuestro sector manufacturero, que contribuye con alrededor del 80% de las exportaciones totales y particularmente el efectuado por las empresas IMMEX significa un 56%, estimado por las cifras del mes de mayo de este año. Si como sector, empresarios y gobierno entendemos este escenario, la sólida base industrial mexicana y el aumento de los salarios en China pueden favorecer el que las empresas estadounidenses se surtan de productos manufacturados en México. Como resultado, nuestro país potencialmente podría aumentar su cuota de mercado en las exportaciones manufactureras a los Estados Unidos y a nivel mundial.

Seguiré comentando este tema, pues además lo estaremos considerando en la convencional nacional de INDEX en Oaxaca el próximo mes de noviembre.





*El autor es consejero y tesorero nacional de Index, además de director de Recursos Humanos para Latinoamérica en Newell Brands.