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Inseguridad

Son las once de la noche del 28 de julio del presente año, y los habitantes de las calles Huetamo, 5 de mayo, Callejón Del Río y Esteban Cantú.

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Son las once de la noche del 28 de julio del presente año, y los habitantes de las calles Huetamo, 5 de mayo, Callejón Del Río y Esteban Cantú, estamos lidiando con el ruido que produce la música del Oficial Alfredo Flores, que no nos deja conciliar el sueño al cual tenemos todo el derecho de disfrutar. Cuando, de repente, se escucha con toda claridad, una ronda de balazos, muy cercanos. Acostumbrados como estamos a los atentados mortales que involucran armas, pensamos inmediatamente en fatalidades. A los que estábamos enterados, nos viene a la memoria que el Bar Diana celebraba anoche un aniversario más de su existencia, con alimentos, bebidas y música en su local ubicado en el Parque Hidalgo en pleno centro de la ciudad, esperando que no haya sucedido allí la balacera.

De inmediato se encienden las alarmas y pensamos lo peor. Recurrimos a las redes sociales preguntando quienes habían escuchado los disparos, y si sabían algo más. Los informes comienzan a llegar y nos enteramos de un atentado mortal en contra de una patrulla municipal, que fue atacada con armas de grueso calibre, asesinando a un agente de la policía municipal dejando a otro más con heridas graves. Como todos los ataques de este tipo, la intención obvia era asesinar a los oficiales, en un acto que, nos enteramos este viernes, fue al azar. En otras palabras, los agentes estuvieron en el lugar y la hora equivocadas. Es muy lamentable que haya sucesos como este, pero es más doloroso para los familiares del agente acribillado, porque el vacío que dejará en su hogar formará parte de la historia fatal de la corporación. Sus padres o su esposa e hijos, si estaba casado, no solo pierden a un integrante de la familia, sino a un pilar fundamental que cohesiona el núcleo familiar. Una muy deplorable situación, que la familia comienza a sufrir desde anoche. Va mi solidaridad hacia ellos.

Lo primero que viene a discusión es que, al parecer, existe la consigna de disparar a matar a los policías que se encuentren los sicarios. Esto sugiere con toda certeza de que van a presentarse más ataques violentos en el futuro cercano. Los agentes de la policía se encuentran en desventaja ya que están obligados a portar un uniforme, a utilizar una patrulla, a vigilar durante el día y la noche la ciudad, y a responder a las agresiones en dónde se presenten y con el arma que porten.

Desafortunadamente, gran parte de este clima de violencia es culpa de los gobiernos en turno y de las corporaciones policíacas. La corrupción que existe en ellas, que va desde el acoso a los ciudadanos, cobrando ilegalmente por no elaborar las multas a que obliga el Reglamento de Policía y Buen Gobierno, y la pésima costumbre de dejar hacer, dejar pasar, violaciones de tránsito a los poderosos, involucrarse con la delincuencia y otros males que padecemos los ciudadanos con los policías. Desde agosto del 2019 a marzo del 2021, han asesinado a ocho policías tecatenses, dos mujeres entre ellos, según datos del Semanario Zeta. Como respuesta a estas agresiones fatales a la corporación, la impunidad es del 100%, pues no se sabe que hayan sido resueltos estos crímenes.

Otra de las consecuencias de la extrema violencia que estamos experimentando en el país, es la distancia que existe entre los agentes de las policías y los ciudadanos. No hay un acercamiento, por el contrario, la desconfianza aflora inmediatamente que entramos en contacto con ellos. Nunca esperamos algo positivo y siempre estamos a la expectativa. Algunos agentes utilizan sus uniformes en sus horas de descanso, para cometer atracos, para hacer retenes donde abusan de la gente, secuestran, golpean y hacen desmanes en cuanto pueden. Otros no son buenos vecinos y procuran molestar, antes que crear lazos de amistad y cooperación en sus colonias. Hay mucho que cambiar en las políticas policiales en el país. Los gobiernos deben entender que primero deberían los policías acercarse a la gente, de manera amigable, por medio de eventos de participación comunitaria, para consolidar el binomio ciudadanía-policías. Entre más nos conozcamos e interactuemos, más seguridad tendremos en las calles. Vale.

*El autor es licenciado en Economía con Maestría en Asuntos Internacionales por la UABC.

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