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¡Igualdad!

En nuestro país la relación con las mujeres es muy peculiar, somos resultado de una cultura profundamente machista que ve con devoción a la figura materna; desde la cultura azteca, la diosa Coyolxauhqui, que, al enterarse del embarazo de su madre, Coatlicue, sin que mediara varón alguno, ¿nos suena familiar?

Somos lo que hacemos

En nuestro país la relación con las mujeres es muy peculiar, somos resultado de una cultura profundamente machista que ve con devoción a la figura materna; desde la cultura azteca, la diosa Coyolxauhqui, que, al enterarse del embarazo de su madre, Coatlicue, sin que mediara varón alguno, ¿nos suena familiar? intentó matarla sin éxito y fue castigada con su vida por su hermano Huitzilopochtli dando con ello lugar a la creación de nuestra era hasta la Virgen de Guadalupe la mujer ha sido piedra fundacional de nuestra sociedad; sin embargo la mayoría hemos sido educados procurando un desprecio natural, en mayor o menor medida, a cualquier otra figura femenina; en nuestra sociedad la madre es a la vez venerada y vilipendiada a cualquier provocación, la mujer representa el paradigma de lo sagrado y de lo que debe ser mancillado para que los hombres, en ambos casos, reafirmemos nuestra hombría.

Tradicionalmente en las familias han sido consideradas por debajo de los hombres; asignándoles su rol de servir y parir mientras que al varón se le ha permito hacer lo que le venga en gana. Fui formado en una familia tradicional, aunque con un alto grado de ilustración y aún con ello el molde de lo socialmente correcto no fue el mismo para las hermanas y hermanos; el tema es simple, al varón le acompaña la permisividad de su género, a la mujer el tabú de la virginidad y de su fama pública. Creo que no hay hogar en este país ajeno a una cultura que le permite a los varones conductas que a sus hijas nunca les aprobará.

No creo que la exageración de un feminismo rancio que termina en una marcha con algunas expresiones de violencia sea parte de la solución a nuestro estúpido machismo, sólo lo serán la educación, la igualdad de oportunidades y el acabar con ideas tradicionalistas para enseñarle a nuestros niños a tener muy clara la igualdad de oportunidades y la sinrazón y estupidez de una sociedad como la que hasta ahora hemos preservado.

En México hay un rezago criminal en la impartición de justicia ante la violencia de hombres hacia mujeres; así como lo hay en la forma en que nuestra sociedad sigue etiquetando el rol de la mujer en nuestra comunidad, son estos los temas urgentes a resolver si lo que queremos es una verdadera inclusión de las mujeres al desarrollo sostenido de nuestra comunidad; nuestro atraso social es el mismo en cualquier nivel sociocultural, ya sea que terminemos festejando en un par de chichis en el celular o el que fulanito de tal es un chingón por tener mujeres a montón.

Soy hermano de Natalia, Gabriela y Zarina, esposo de Alejandra y papá de Isabella, me revienta saberme parte de un mundo en el que cualquier imbécil puede hacerlas menos y que ello sea normal; me lastima saber que el Estado, quien tiene la obligación de defender a todos, particularmente a los grupos más vulnerables no cumpla ni remotamente con ésta obligación, me indigna saber que mujeres vejadas por la violencia lo son todavía más por la insensibilidad del gobierno que no sólo nos las protegió, sino que las humilla con la burocracia necesaria para denunciarlo.

Es tiempo de romper paradigmas y convencionalismos sociales, no solo es por ellas, es por todos, es en ellas que nuestra sociedad tiene futuro.

*El autor es empresario, ex dirigente de la Coparmex Mexicali.

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