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Iglesias fascistas

Medio siglo atrás un periodista visitando un penal enclavado en el sureste mexicano escuchó, de manera fortuita, el como un indígena detenido por escandalizar alcoholizado vociferaba en un inglés casi perfecto contra un guardia.

Medio siglo atrás un periodista visitando un penal enclavado en el sureste mexicano escuchó, de manera fortuita, el como un indígena detenido por escandalizar alcoholizado vociferaba en un inglés casi perfecto contra un guardia. Desairando el “castilla” y su misma lengua el briago sujeto presumía ser conocido, destacada figura y poseedor de influencias que usaría contra los culpables de su arresto, guiando al reportero a dar seguimiento a lo constatado hasta llegar a lo antes ignorado: En la extensa región por décadas operaba el llamado “Instituto Lingüístico de Verano” financiado y promovido por estadounidenses bajo una fachada religiosa, filantrópica y educativa.

Expuesta la truculenta caja de pandora; se hizo público el proceder del cual se valían ciertas agencias del gobierno gringo para espiar, lavar cerebros, controlar y utilizar a comunidades olvidadas como vulnerables, que por si fuera poco, el membrete antes mencionado y tantos más contaban con plena autorización y beneplácito de parte del gobierno federal “laico”. Una paciente pero constante ofensiva que siendo doctrinal o reclutadora de fieles culminó afirmando sus abominables miras políticas, ideológicas y partidistas de obvia inclinación derechista: únicamente en Baja California existen 450 asociaciones religiosas.

En México como en el resto de Latinoamérica; la derecha continental vasalla de Washington durante lustros ha compartido los “valores” terrenales y divinos inculcados por los jerarcas representantes de la Iglesia Católica Romana protagonista de las más indignas dictaduras fascistas que, anteponiendo sus emponzoñadas  creencias asesinan, torturan, encarcelan y desaparecen a miles de seres humanos considerados enemigos de la “paz y tranquilidad” cuando, el disgusto de los pervertidos, no es otro salvo disponer del poder como pasaporte para vender la patria, enriquecerse y colmar su espíritu antipopular, explotador o anticomunista en cuanto supuestos paladines de la “fe cristiana”.

Embarcados en el despojo mediante ríos de fuego y represión, la casta militar gorila y sus confesores no lograron, sin embargo, mantener el monopolio del “rezo y golpes de pecho” porque cuando menos se imaginaron, las iglesias protestantes facturadas en EU les arrebataron el monopolio pertrechado con bastante oro y plata logrando, en corto tiempo, enajenar más y mejor a indios, criollos y mestizos facilitándoles competir, allanar gobiernos legítimos y arrebatar tanto riquezas naturales como patrimoniales a las naciones y pueblos sometidos.

En aquella recurrente rebatinga se esculpieron las cadenas donde, en particular la cúpula  militar traidora toda las veces fue bendecida por medio de la cruz católica (Argentina, Chile, Nicaragua, Brasil, Uruguay, Perú…) o bien, a través de rituales alabados, invocados por evangelistas y pandillas de similar oscurantismo las que han infringido brutalidades contra la humanidad (Ríos Mont, en Guatemala por solo citar un caso de genocidio) cuya carga de infortunio para variar, hoy mismo se refrenda en Bolivia con la biblia bajo el brazo, rosarios en el pecho y “machos camachos” al frente  blindados con las bayonetas de la soldadesca golpista.

Y otra vez la misma comedia: iglesias, sectas, OEA, gobernantes peleles, ONU, Trump y como voces ulceradas chayoteros, tontos útiles, inútiles y payasos apoyando lo indefendible…  

 

* El autor es diplomado en Periodismo por la UABC.

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