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Homenaje a las madres

El día de mañana es un día muy importante.

El día de mañana es un día muy importante. El día que celebramos a la persona que nos trajo a este mundo, así como a esas otras madres que, aunque no formaron al hijo en su seno, si lo hicieron en su corazón: Las madres adoptivas, que, me consta aman a sus hijos con tal generosidad, que dan su vida por ellos, sin importar en ocasiones, recibir a hijos especiales, o enfermos. ¿Qué no está dispuesta a hacer una madre por su hijo? Cuando Thomas Alva Edison era pequeño, el director de su escuela le entregó una carta para su mamá. Ella leyó la carta y le dijo: “Aquí dice que eres un niño tan listo Thomas, que en tu colegio ya no pueden enseñarte, así que desde hoy seré la encargada de tu educación aquí en casa”. Y así fue, los primeros años ella dedicó todo su tiempo para enseñarle y prepararlo para sus estudios superiores que llevó a cabo con éxito logrando ser un gran inventor, patentando 1,093 inventos, en beneficio de todo el mundo, como la bombilla eléctrica, el sistema generador de electricidad, el proyector de películas, entre otros.

Cuando su madre falleció, Thomas encontró la carta que de niño él mismo le había entregado. Esto decía la carta: Estimada señora Edison: Lamentamos decirle que su hijo ha sido expulsado del colegio, es un pésimo estudiante y no avanza como el resto de sus compañeros, por ello si usted quiere que siga estudiando, hágase cargo de él desde ahora. Edison comprendió entonces el amor incondicional de su madre que creyó en él e inspiró su figura. “Soy el resultado de lo que una Homenaje a las madres gran mujer quiso hacer de mi”.

Este es uno de infinidad de ejemplos de madres dispuestas por amor a los hijos, a sacar de ellos lo mejor en bien a todos, aún en las peores condiciones. Y es que Dios hizo a la madre un ser muy especial: Le dio unos hombros suficientemente fuertes como para cargar el mundo, pero a la vez suficientemente suaves, para ofrecerlos de consuelo. Una enorme fuerza interior para poder soportar el dolor de dar a luz y hasta el rechazo que a veces proviene de sus propios hijos. Y mientras otros se rinden, a ella la dotó de tal fortaleza para permitirle seguir adelante cuidando a su familia, a pesar de su edad y sus fatigas sin quejarse, dándole la sensibilidad necesaria para amar a sus hijos bajo cualquier circunstancia, enfermedad, fracaso, la fuerza suficiente para perdonar sus faltas e ingratitudes y un enorme corazón para amar sin condición a cada hijo.

Por eso, este día quienes ya no la tenemos con nosotros, nos sentimos tristes por la falta que nos hace, pero al mismo tiempo agradecidas con Dios, por todo el tiempo que pudimos disfrutar de su presencia amorosa.

Si aún tienes el regalo de tu madre, da gracias a Dios por ello, cuídala, consiéntela y valórala, con todos sus defectos y virtudes es el ser que te dio la vida.

Recuerda que es tan grande el valor de una madre, que hasta Dios mismo quiso tener una. ¡Felicidades ¡

¡Mujer mexicana forja tu Patria!

* La autora es consejera familiar.

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