Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas / Columna Mexicali

Escuelas Normales: Estancarse o transformarse

Recién supimos de la publicación en Baja California de un nuevo marco normativo para el ingreso, promoción y otorgamiento de estímulos al personal académico de las Escuelas Normales (EN); aunque llegó dos años después de  publicado por el gobierno federal (DOF: 22/02/2018), finalmente se derogó el Reglamento acordado en 1982  que, dicho sea de paso, nadie observó.

Recién supimos de la publicación en Baja California de un nuevo marco normativo para el ingreso, promoción y otorgamiento de estímulos al personal académico de las Escuelas Normales (EN); aunque llegó dos años después de publicado por el gobierno federal (DOF: 22/02/2018), finalmente se derogó el Reglamento acordado en 1982 que, dicho sea de paso, nadie observó.

El nuevo Reglamento, además de establecer categorías y actividades a realizar por el personal académico según el nombramiento ostentado, señala que para el ingreso al servicio docente, deberá emitirse una convocatoria con las plazas de nueva creación o vacantes definitivas, las que se asignan mediante concurso de oposición.

Sin ser novedoso, tratándose de instituciones de educación superior (IES) tal se consideran las EN desde 1984 (DOF: 23/03/1984) la tradición, malos usos y costumbres llevaron a las Normales en opinión de Patricia Ducoing (2013), a ser consideradas como instituciones que han quedado muy lejos del siglo XXI, sepultadas bajo el peso del pasado.

Lo cierto expresa que las EN continúan en atavismos anclados medio siglo atrás que comenzaron a otorgar la Licenciatura (1972) incorporando, desde entonces, los intereses protagónicos de los profesores que impusieron sus intereses mediáticos sobre las Escuelas Normales al negociar con las autoridades educativas un intercambio de favores respecto a plazas de beneficio personal. De esta manera, la intervención del sindicato facilitó el ingreso de recomendados, espacios de ingreso a compadrazgos, basificaciones anticipadas a incondicionales; ascensos, promociones, cambios de adscripción; comisiones; compensaciones y otras dádivas… ¿Será que las nuevas reglas modificarán los usos, hábitos y costumbres?

Los contubernios heredados en las IES han permitido un grosero confort que a pesar de los movimientos, cambios y reformas las EN no se articulan a ninguno o de menos, no son manifiestos.

En el anticipado marco; la normatividad remitida al personal académico puede ser una excusa para interpretar las realidades-debilidades prevalecientes en las instituciones formadoras de docentes, incluida la Universidad Pedagógica Nacional y el sistema educativo.

Las expresiones que pudieran derivarse de una nueva relación entre normales, autoridades y sindicatos debieran sustituir los pactos político entre líderes y autoridades, sobre todo, lo referente al control de la plazas a cambio de apoyar a gobernantes y sus partidos y, dé paso, recuperar premisas académico-pedagógicas trascendentales capaces de brindar una formación integral científica, cívica y humanista a niños y jóvenes.

¿Servirán estas Normas para garantizar el fin de cacicazgos y complicidades en las EN? ¿Garantizarán mejores resultados en el sistema educativo estatal? ¿Surgirán liderazgos como los de Othón Salazar, Misael Núñez Acosta y los de tantos normalistas anónimos con compromiso social? “Yo no lo sé de cierto-escribió Jaime Sabines- pero lo supongo”. Lo real indica que el tiempo restante no le alcanza a los bonillistas pues los escritorios de Catalino Zavala y compañía retribuirán poco al Sistema Educativo Estatal.

A los normalistas (como a los jóvenes hegelianos) o dejan de entender solamente el mundo “inmediato a sus intereses materiales y personales” e inciden en la realidad social; impulsando cambios colectivos desde el interior de sus propias prácticas o los atavismos seguirán impidiendo surja la verdadera transformación.

En efecto, hablar las Escuelas Normales es no olvidar la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, Guerrero…

* El autor es diplomado en Periodismo por la UABC.

En esta nota