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Esas sí las miran

Las personas que habitamos la zona fronteriza entre USA y México, que cruzamos constantemente de uno hacia el otro lado.

Por el derecho a la libertad de expresión.

Las personas que habitamos la zona fronteriza entre USA y México, que cruzamos constantemente de uno hacia el otro lado, observamos, y en ocasiones, sufrimos las conductas de los agentes de ambos países. En los dos hay de todo, agentes amables y conscientes, otros groseros e imposibles de entender por su intolerancia. Sin embargo, nos preocupa a los fronterizos por como se comportan los aduanales mexicanos. Puede ser que no les tengamos confianza por su falta de honradez, que se manifiesta por la petición de dinero que ahora es menos frecuente, por los arreglos anteriores al cruce y por la histórica enorme corrupción que siempre ha existido en las aduanas. Las leyes aduaneras son bien conocidas por su elasticidad, ya que pueden manipularse a la medida de las necesidades de quienes tienen los recursos financieros suficientes, y por ello, capaces de modificarlas y ponerlas a modo. En otras palabras, se pueden utilizar correcta e incorrectamente.

Por las aduanas mexicanas pasan a nuestro país todos los días, millones de productos de todas las áreas de la dinámica diaria, paras ser utilizados en los hogares o para comercializarlos en el mercado nacional. El intercambio mercantil es tan dinámico como la demanda de productos y servicios. En las aduanas se abre el espacio para que las familias puedan abastecerse de alimentos, ropa, artículos deportivos, escolares y útiles para el hogar. El monto y la cantidad de productos depende de los ingresos de las familias, sin embargo, todos tenemos cierta capacidad de compra. Las dificultades comienzan cuando se cruza por las aduanas, el viacrucis se experimenta en todas sus fuerzas. Los agentes mueven cada partícula de polvo, si es necesario, para impedir que los artículos prohibidos ingresen a México. Así combaten el contrabando, pero, resulta que las cosas prohibidas pueden ser adquiridas en los comercios locales, entonces, nos preguntamos, ¿Cuál fue el procedimiento que estos comerciantes utilizaron para burlar las leyes aduanales? ¿Pagaron una cuota formal a la Aduana o dieron una mordida?

Sin tomar en cuenta las triquiñuelas que suelen suceder en los patios de las aduanas del país, no se puede ni debe dejar de lado lo altamente positivo de que existan. Una de sus principales tareas supongo, es la de evitar el contrabando en general como lo es también, hacer los trámites para las importaciones en general. La introducción ilegal de mercancías es común y frecuente, pero el contrabando de dinero, armas de todo calibre, y otros productos es alarmante. Sin embargo, las confiscaciones producto del trabajo de los aduaneros no han sido sobresalientes, al contrario, se calcula que lo contrabandeado es superado con mucho a lo que ingresa legalmente. Es vox populi que existe un río de billetes verdes y de armas de todos los calibres entrando diáriamente a México proveniente de USA, como una de las actividades de los grupos criminales existentes en el país. No sé cuál es el más alto monto de dinero y/o armas confiscadas hasta ahora. Lo que sí sé es que ha sido solo una pistola detenida y confiscada en Tecate en el año pasado. Por consiguiente, el trabajo de la aduana ha sido deficiente, pero por fortuna son sumamente eficientes confiscando flores y suculentas. A mí me confiscaron cuatro plantitas, felicidades. Vale.

*- El autor es Licenciado en Economía con Maestría en Asuntos Internacionales por la UABC.

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