En tiempos del coronavirus: “Síganme los buenos”
La verdad es que yo no iba por papel higiénico, pero me entristeció la actitud y el egoísmo que está demostrando cierta parte de la humanidad.
Hace unos días fui a una tienda en Arizona por comida para perros, y pasé por el pasillo del papel higiénico. Frente a mi estaba una mujer que llevaba cerca de cuatro paquetes de rollos en su carro de mandado, quedaban dos en los anaqueles y, al verme de inmediato tomó los otros dos paquetes.
La verdad es que yo no iba por papel higiénico, pero me entristeció la actitud y el egoísmo que está demostrando cierta parte de la humanidad, ante esta pandemia que ha ocasionado el brote del coronavirus.
Pero como en las telenovelas, siempre encontraremos a los “buenos” y los “malos”, cada quien decide qué papel desempeñar ante esta crisis mundial, que amenaza la vida de millones de personas.
Del lado de los “buenos” me encontré a René Luera, un recolector de basura en Arizona que diariamente sale preparado con paquetes de rollos higiénicos, para repartirlos a las personas que carecen del codiciado producto.
René quien recoge la basura en un área de Tucson, donde la mayoría de los residentes son personas de la tercera edad, se percató durante sus recorridos que “los ancianos estaban luchando diariamente por papel higiénico”.
Así que se dio a la tarea de abastecerse de varios rollos sanitarios y ayudar a estas personas. Cabe destacar que debido al estado de emergencia en el que nos encontramos por el contagioso virus, las principales tiendas carecen de productos básicos, como es el papel de baño, y debido a esta carestía las personas de edad avanzada se les dificulta obtenerlo.
Los padres de Wylie Westerbeke viven en uno de los vecindarios que recorre René, y me relató que escuchó una voz preguntándole desde afuera de su casa: “tienen papel de baño, porque ya nada más me queda un rollo”.
Cuando salió le sorprendió que el repartidor de basura viniera desde el otro lado de la carretera bajo la lluvia a ofrecer papel, fue cuando me dijo que se le “puso la piel chinita”.
Para unirse a la red de ayuda que realiza René, le donó un paquete de papel, que habían conseguido en México, debido a la carestía que hay en Estados Unidos, “fue como si le hubiera regalado un millón de dólares”, me dijo la vecina agradecida.
Yo creo que ni René, ni Wylie, ni ustedes, ni yo, jamás pensamos que el papel sanitario se volvería un “tesoro”. Pero esta columna no busca enfocarse solo en el producto, sino en la maravillosa acción de desprendernos de algo que podríamos necesitar a futuro, para ayudar a los demás.
René me dejó un buen sabor de boca, luego de tantos tragos amargos con esta pandemia que va en incremento, y me dio una recomendación que serenó mi corazón apachurrado. Me dijo, y les digo: “debemos estar tranquilos, difundir bondad y mostrar compasión hacia los demás, ya que el amor siempre conquistará el miedo”.
Es así de sencillo, cada quien elige su personaje en esta historia virulenta. Por mi parte y parafraseando al Chapulín Colorado, cierro esta columna diciendo “Síganme los buenos”.
*Corresponsal en Arizona, Nuevo México y Texas de la Agencia Internacional de Noticias Efe.
Sigue nuestro canal de WhatsApp
Recibe las noticias más importantes del día. Da click aquí