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El populista del Palacio

En el idioma hay palabras que al traducirlas tienen una acepción completamente diferente.

“Somos lo que hacemos”.

En el idioma hay palabras que al traducirlas tienen una acepción completamente diferente, de hecho existe una rama de estudio que se encarga de estudiar los signos como instrumentos de comunicación en sociedad, es la Semiótica, de esta forma “discuss” en Inglés trata de gente civilizada cuando en nuestro idioma no lo implica, o el estar intoxicado porque algo nos cayó mal en la comida y estarlo al otro lado de la frontera donde uno terminará por lo menos siendo entrevistado por la policía local, sucede lo mismo con la definición de populismo; Andrés Manuel López Obrador es un populista, es un político que basa su discurso en medidas que no buscan necesariamente mejorar a nuestro país pero que buscan despertar la aceptación de los votantes sin importar las consecuencias, basa su estructura en la denuncia constante de los males que encarnan las clases privilegiadas.

Estas con él y su proyecto o eres enemigo de la transformación, no le importa mentir ni difamar para seguir polarizando a nuestra sociedad, nuestra gente muere por la inseguridad y por una gripa que apila miles de muertos en las calles cuando se tienen camas y hospitales vacíos; ¿De verdad importa el Penacho de Moctezuma?, el ridículo de insistir en una disculpa pública por la conquista y al mismo tiempo solicitarle el apoyo a España para que Jesús Seade encabezara la OMC es patético y de un nivel tan bajo no antes visto; ojalá haya alguien que me corrija, la corrupción, nuestro mal mayor sigue intacta, basta ver la concentración de compras directas sin licitación registradas éste año; este tema será el de una siguiente colaboración.

Durante muchos meses expresé mi desacuerdo con aquellos que comparaban a AMLO con Chávez, con Evo o Correa, pero al ver con preocupación como el Congreso Federal se ha convertido en un poder supeditado al presidente, el reciente fallo de la Suprema Corte de Justicia con 6 votos a 5, renunciando con ello a cualquier dejo de independencia del poder Judicial, esto, preocupantemente reforzado por el reciente fallo del Tribunal Electoral del Poder Federal; al diablo el estúpido argumento de que antes era igual, quien lo diga sólo confirma que el PRI del siglo pasado está de vuelta. AMLO ha ejemplificado en el ex presidente Salinas el enemigo número uno del país; yo no sé por quién voto usted en 1988, para mí fue la primera vez, yo no voté por Salinas, ¿Sabe quién si lo hizo? Andrés Manuel López Obrador, él en aquella época era el presidente del PRI en Tabasco.

¿Qué dirán hoy tantos mexicanos que encontraron en el chavismo la mejor alternativa para nuestro país?, ¿Opinarán lo mismo hoy de Maduro?, ¿Dónde están los intelectuales y políticos de “izquierda” ante la bancarrota argentina o la rampante corrupción de Lula Da Silva?

James Madison, uno de los “Padres Fundadores” de los Estados Unidos de América sentenció, “La acumulación de todos los poderes, el legislativo, el ejecutivo y el judicial, en las mismas manos, sean de uno, de pocos o de muchos, y sea por herencia, autonombramiento o elección, puede enunciarse con justicia como la definición misma de la tiranía”. No debemos quedarnos callados, ya sea se trate de nuestra ciudad, estado o del país, más adelante será demasiado tarde.

* El autor es empresario y ex dirigente de Coparmex Mexicali.

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